Un verdadero liberal para Navidad

Un verdadero liberal para Navidad
Por:
  • raudel_avila

Orlando Furioso, de Ludovico Ariosto, es una de las obras más conmovedoras de la literatura universal. Libro predilecto de Cervantes, Voltaire y Goethe, cuenta la búsqueda que Orlando emprende de la hermosa Angélica, a quien ama sin remedio. En medio de guerras entre cristianos y sarracenos, tragedias y aventuras fantásticas, Orlando sufre, pues no ve ni oye a su Angélica muchos años. No obstante, Orlando cumple en todo momento con los ideales de justicia y caballería para que si un día se reencuentran, él esté a la altura de su dama. Uno pensaría que esas cosas no existen.

Cada año vuelvo a leer la obra de John Stuart Mill. Mill tuvo una formación intelectual tan racional que nunca se contagió del sentimentalismo propio de su siglo. Aun así, escribió la defensa más apasionada del liberalismo que existe. De la libertad es, a mi juicio, el libro más importante de la historia del pensamiento político. Mill defiende con tesón el derecho a la vida privada y la libertad de opinión. Es un texto brevísimo que ayuda a entender las amenazas a la libertad humana promovidas por el ascenso de los líderes populistas de nuestro tiempo.

Mill no era un liberal dogmático. Fue el primer parlamentario del partido liberal en promover la representación proporcional y el voto femenino. Al final de su vida, Mill entendió que un concepto reducido de la libertad, sin espacio para la equidad, impedía el progreso de la humanidad. Su último libro se llama Capítulos sobre el socialismo.

Mill, intelectual de peso completo, frío y distante como buen británico, tenía una historia secreta. Una historia de amor. Mill dedicó el libro De la libertad a su esposa, Harriet Taylor. Pocos saben que ella primero fue su amante durante décadas, pues la sociedad prohibía su amor. Debían verse clandestinamente si es que podían encontrarse, pues a menudo las circunstancias les exigían distancia. Mill esperó varios años antes de casarse con ella, pero todo lo que escribía estaba marcado por sus conversaciones. Discípulo directo de David Ricardo y Jeremy Bentham, Mill presumía que su mayor influencia intelectual era Harriet Taylor. En medio de las decepciones propias de la política, no dejó de agradecerle y reconocerla en todo lo que hacía y escribía.

Elegante y discretísimo como era, Mill jamás dijo una palabra en público sobre su romance. Tampoco en su Autobiografía, pero después de leer su correspondencia con Harriet, la presencia de ella se descubre fácilmente en todos sus escritos. En un mundo nuevamente acosado por el fanatismo, Mill y Taylor me recuerdan mucho a Orlando y Angélica, cual mensaje de esperanza para la humanidad. Son las lecturas y personajes que lo invito a conocer en estas fiestas.