Zabludovsky, el comunicador

Zabludovsky, el comunicador
Por:
  • larazon

Salvador del Río

El árbol de la vida es la

comunicación con el amigo;

el fruto es el descanso

y la paz consigo mismo

Francisco de Quevedo

Querido Jacobo:

¿Lo recuerdas? Aquél viaje a Europa cubriendo la gira del presidente Adolfo López Mateos por la Francia, de Charles de Gaulle, la Yugoslavia, de Josip Broz Tito, la Polonia de tus ancestros en la que te tomaste un tiempo para recorrer tus raíces; la Alemania del Muro en la Puerta de Brandenburgo, hoy desaparecido.

La televisión no tenía entonces el gran noticiero, 24 horas continuas que tú organizarías. Un puñado de reporteros para la prensa escrita —siete medios en total— nos las arreglábamos para enviar la información a través del hilo telefónico en el que las microondas eran la novedad.

Amigos todos aún en la competencia leal por ganar la nota, convivíamos reporteros siete en total—locutores, fotógrafos, camarógrafos y el equipo de la Presidencia comandado por Humberto Romero, Mario Ezcurdia y Álvaro González Mariscal, Carlos Denegri, Guillermo Hewett, Mario Huacuja, entre otros—eran destacados por sus redacciones en esa gira, con la que López Mateos intensificaba los contactos de México con el exterior.

Nos conocimos en aquel otoño de 1947. Conocernos es tal vez mucho decir. Niño aún, yo formaba parte del grupo de Guillermo de Toscano participante en la primera emisión de la estación XEX, con la que Alfonso Sordo Noriega intentaba hacer la competencia a la entonces poderosa XEW de Emilio Azcárraga Vidaurreta. Tú, a tus 18 años, habías comenzado tu carrera en Claridades. Más tarde organizaste las primeras emisiones radiofónicas de la Presidencia de la República y con don Emilio aún en vida, imaginaste y llevaste a la práctica el más moderno sistema de noticieros por televisión.

Impusiste un estilo; no el estridente del sensacionalismo amarillo, sino el de la voz confiable que reserva la crítica al juicio justo; ni estridencias ni fobias por el afán de saberse juez de la opinión pública a la que se debe respeto. El amigo en el que el poeta del Siglo de Oro, Quevedo, quiso encontrar al confidente; un interlocutor que en estos tiempos se halla en el micrófono y en la pantalla.

Entre el ataque feroz y la pérdida de un amigo, prefiero conservar al amigo, dijiste alguna vez.

Formador de periodistas y comunicadores, maestro del buen decir, Jacobo, has sido generoso con tus pares, con los nuestros, los de hoy y los que han aspirado a hacer una carrera en el periodismo y en la comunicación. Son muchos. Guillermo Pérez Veduzco, el gran Tobi, Eduardo, mi hijo, recién titulado en Francia, a quien brindaste la oportunidad de hacerse un profesional del oficio.

Muchas han sido —fueron durante tu larga vida— tus pasiones: “al toro”, exclamabas para infundir ánimo al comenzar una emisión o al abordar un tema, como el matador que vence el miedo escénico frente al astado. La música fue tu amor, lo mismo Julio Iglesias que plácido Domingo, que Gardel, a quien guardaste permanente fidelidad.

Hoy, Jacobo, te escribo esta carta para recordar tu amistad, la que brindaste a todos, millones de escuchas que encontraron en ti al amigo presente para siempre. Guardo una foto de aquella época. Del grupo de reporteros y funcionarios con Adolfo López Mateos en los últimos días de su gobierno, desaparecido tú quedamos dos; Juanito Chávez y el reportero aquel del tiempo ido, pero como tú, siempre presente.

 Gazapos. Entre los latinismos y latinajos en frecuente uso, hay algunos cuyo empleo no se ajusta siempre a su verdadero origen y significado. Modus vivendi, se dice erróneamente para referirse a una forma de ganarse la vida, a un trabajo, a una actividad. No es exacto. Modus vivendi es, en esencia, un acuerdo entre dos partes en conflicto —generalmente dos naciones— para llegar a un entendimiento, a una forma de convivencia pacífica, como ese al que arribaron los gobiernos de Cuba y Estados Unidos, en buena hora para, como un ejemplo de convivencia por encima de diferencias políticas o ideológicas.

srio28@prodigy.net.mx