Alista celebración con libro y estrenos

Barro Rojo, 40 años de una danza todoterreno

La compañía continúa gritando con el cuerpo las injusticias y trabajando en colectivo, afirma a La Razón la directora Laura Rocha; “más allá del festejo, es ponernos a trabajar en la década que inicia”, expone

Laura rocha en Y no hay modo (no hay forma de decirlo...).
Laura rocha en Y no hay modo (no hay forma de decirlo...).Fotos Cortesía: Emilio Sabín / Barro Rojo
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Barro Rojo Arte Escénico, una de las compañías independientes que ha sido pilar en la danza contemporánea mexicana, llega a sus 40 años de existencia con una danza todoterreno, que lo mismo se presenta en un teatro convencional, que en espacios públicos y comunidades donde hay poco o nulo acceso a las expresiones artísticas. Arriba también con un trabajo colectivo que sigue gritando con el cuerpo las injusticias sociales: la migración forzada, la violencia contra las mujeres, el caos citadino, la repatriación…

Así lo considera Laura Rocha, directora de la agrupación, al hacer un balance de cuatro décadas de trabajo ininterrumpido en el que no solamente han aportado un lenguaje a la danza contemporánea nacional, sino que también a su lado se han formado generaciones de bailarines, coreógrafos, videastas y fotógrafos.

Desde 1982 hemos seguido explorando, explotando e investigando, a través del cuerpo estas necesidades, esta manera de hablar mediante la danza, manifestarnos a través de injusticias, manifestar nuestros sueños, nuestras alegrías

Laura Rocha
Directora de Barro Rojo

“Barro Rojo desde sus inicios, en la primera etapa (cuando fue fundada por Arturo Garrido con Daniela Heredia, Isaac Schultz, Serafín Aponte y Judith Camero) puso en sus objetivos propuestas que tenían que ver mucho con temas sociales, que afectaban no sólo a los integrantes de la compañía, sino al entorno en el que se desenvolvían, eso se ha mantenido a lo largo de estas cuatro décadas. Tratamos de continuar este trabajo colectivo”, expresó la también coreógrafa en entrevista con La Razón.

Muestra de ello han sido coreografías como El camino (1982), ganadora del Premio Nacional de Danza UAM-Fonapas y donde abordan la Revolución salvadoreña; Travesía, acerca de la migración en América Latina,s o Mextridente, pieza en la que ponen sobre la mesa los contrastes que se viven en México.

Bailarín de la agrupación en El Rule, el pasado 14 de enero.
Bailarín de la agrupación en El Rule, el pasado 14 de enero.Fotos Cortesía: Emilio Sabín / Barro Rojo

En Barro Rojo siempre ha sido importante señalar aquello que trastoca la vida. “Muchas cosas no las entendemos, como es la desaparición de varias mujeres, la violencia que seguimos viviendo en la cotidianidad, por eso nos toca gritarlas, decirlas, compartirlas, es un paso necesario, porque es lo que estamos viviendo, lo que nos duele”, refirió.

Para los “barros” y “barritas”, como llama la coreógrafa a quienes forman o han sido parte del proyecto, también ha sido crucial el apoyo en la calle, como lo hicieron en los sismos del 85 y del 2017, no solamente ofreciendo su danza sino también participando activamente en brigadas, además de trabajar de la mano con organizaciones no gubernamentales.

“El 85 fue importante porque ha sido uno de los momentos en que la danza ha hecho comunidad, se reunió no sólo para ir a bailar, nos dimos cuenta de la importancia del lenguaje dancístico, no sólo sanar el alma, sino para compartir historias, miradas, estar ahí en el dolor, pero también en la ayuda, la solidaridad, que podíamos hacerlo a través de nuestra profesión, que ha sido ninguneada desde hace muchos años, le ha costado dignificarse, en el sentido de no tener las condiciones”, destacó.

Por ello, a la par del trabajo artístico también considera relevante incidir en políticas culturales que atiendan a las necesidades dancísticas: pagos dignos, seguridad social, espacios adecuados y profesionalización, por ejemplo.

El mayor reto es la continuidad, me he sentido como volver a empezar, pero estamos buscando estrategias que permitan vincularnos

Laura Rocha
Directora de Barro Rojo

“Acaban de anunciar la posibilidad de que el sector de las artes y cultura pueda tener acceso a esta necesidad urgente del seguro social, pero no sólo es eso, es tener un salario digno, siempre se está pugnando porque nos paguen.

“Seguramente no me va a tocar ver muchas cosas, pero lo importante es iniciarlo, no perder la esperanza para lograrlo, que tengamos prestaciones, que haya espacios con el mantenimiento que se requiere, sitios adecuados para la danza, pero también alternativos, que nuestra profesión se inserte en la educación básica”, externó.

Si bien este año es de festejos, que contemplan estrenos, giras y un libro conmemorativo, Barro Rojo se concentrará en la década que inicia y la permanencia de un proyecto sobreviviente de la crisis sanitaria por el Covid-19.

“La pandemia no nos paró, sí nos recluyó en el espacio íntimo, pero desde ahí empezamos a construir, es difícil., coincide que no fuimos apoyados con la beca de México en Escena, entonces estamos sin nada, pero con toda la convicción de seguir. Más allá del festejo, que está bien, es ponernos a trabajar en la década que inicia, rumbo a los 50 años, porque el mayor reto es la permanencia”, aseguró Rocha.