El Museo Reina Sofía recupera esqueleto original de Guernica

El Museo Reina Sofía recupera esqueleto original de Guernica
Por:
  • j._ors

En 1981, Guernica llegaba a Madrid. El Museo de Arte Moderno (MoMa) de Nueva York, donde, en conformidad con el artista, había permanecido la pintura desde 1940, cumplía así con la voluntad de Picasso, que pidió de manera expresa que su obra se entregara a España cuando el país recuperara la normalidad democrática.

Nadie recordó entonces que el bastidor original de este icono del siglo XX había sido sustituido en 1964, durante uno de los procesos de restauración de la pieza, que ya entonces presentaba un preocupante estado de deterioro. En esos años se reforzó el lienzo con una capa de resinas y se añadieron unas bandas

nuevas de tela.

Estas medidas ayudaban a conservar el cuadro, pero aumentaban considerablemente su peso y, por tanto, se procedió a reemplazar el bastidor original —muy castigado, con la madera debilitada, gastada y astillada por la itinerancia a la que había sido sometida esta emblemática composición, como anunciaba en 1957 un informe redactado por Jean Volkmer, conservador del MoMA—, por el que tiene ahora, que es con el que llegó a España, y que, como dice a La Razon Jorge García Gómez-Tejedor, jefe del departamento de Conservación y Restauración del Museo Reina Sofía, “está más reforzado, cuenta con una oportuna tornillería, tiene más crucetas y es bastante más sólido”.

Una estructura olvidada. El Guernica volvió a España, pero el bastidor original de la tela se quedó en el MoMA, olvidado durante 52 años en los almacenes. Allí sobrevivió a varias remodelaciones de la institución, como un tesoro perdido, hasta que Anny Aviram, conservadora de esta institución, reparó en este conjunto de madera y se preguntó qué era. Sus medidas fueron la primera pista. Pocas piezas del museo concordaban con ese tamaño específico. Una etiqueta con la palabra “mural” y el nombre Picasso terminaban con el misterio. Había redescubierto uno de los materiales más valiosos para entender el Guernica.

Ahora, por fin, el Museo Reina Sofía, que prepara para abril una muestra sobre esta obra, que coincide con el 80 aniversario de la primera vez que se expuso, recibió procedente NY, la armazón de madera que encargó Picasso y que sostuvo el lienzo mientras pintaba su obra maestra. La realización del bastidor original se encargó a la casa catalana Castelucho-Diana —una curiosidad es que las medidas del estudio se tomaron mal y, por eso, el cuadro se tuvo que inclinar en la estancia, como se aprecia en las fotografías de Dora Maar, que documentó el proceso de creación de Guernica—. Para meterlo en el taller de Picasso, situado en el número 7 de la rue des Grands Augustins de París, el bastidor se tuvo que desarmar y ensamblar en su interior. “Una de sus singularidades es que los travesaños horizontales no son enteros, sino desmontables. Los verticales, eso sí, no se desmontan”, explica.

Para él, la importancia de recuperar este esqueleto, que se hizo a partir de la madera de una conífera, es la información que puede aportar al estudio de esta obra de Picasso. “Hay que pensar que este cuadro viajó por todo el mundo. Los traslados implicaban que el lienzo se enrollara y el bastidor se desarmara constantemente. Así fue durante años. El bastidor conserva la huella de este proceso”. El Museo realizará un riguroso estudio del armazón. La madera, que ha sido sometida a un proceso de limpieza antes de su entrega y que ya se ha constatado que está libre de carcoma, es una radiografía exacta de los padecimientos por los que ha pasado el lienzo. Quien piense en montar de nuevo la tela sobre este bastidor, comete, un grave error, pero, en cambio, “éste posee una gran importancia histórica. Contiene todas las alteraciones y la información relacionada con los traslados que la pieza tuvo que afrontar durante años”, concluye García Gómez-Tejedor.