La tarea del filósofo es descubrir el sentido profundo del ser, del hombre: Ricardo Guerra

La tarea del filósofo es descubrir el sentido profundo del ser, del hombre: Ricardo Guerra
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  • miguel_angel_munoz

A más de 10 años de la muerte del filósofo Ricardo Guerra, recupero esta conversación, tan bien, como pretexto no de un reconocimiento, sino, un poco, con motivo de la película Los adioses, de Natalia Beristáin, donde Guerra juega un papel fundamental en la vida de Rosario Castellanos.

Ricardo Guerra (México, CDMX, 1928-2007) fue, sin duda una de las personalidades más importantes en el panorama de la filosofía contemporánea de México de la segunda mitad del siglo XX. Realizó estudios de Maestría en Filosofía en la UNAM y de Doctorado en Filosofía en la Universidad de París, donde trabajó su tesis con Maurice Merleau–Ponty, Jean Hyppolite (director de la misma), Jean Wahl y Henri Gouhier. Realizó también estudios de doctorado en Alemania, con Hugo Friedrich, Eugen Fink y Martín Heidegger. Sus aportaciones al pensamiento filosófico le han merecido el reconocimiento general.

Fue integrante del grupo Hiperión, fundado en los años 50 por el también filósofo Leopoldo Zea, al cual pertenecieron también Jorge Portilla, Fernando Salmerón, Joaquín Sánchez MacGrégor, Luis Villoro, Emilio Uranga y escritores como Jorge López Páez y Salvador Reyes Nevares. Entre 1970 y 1978 dirigió la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

El doctor Guerra es autor de numerosos libros, traducciones y ensayos, entre ellos: Críticas de las teorías del mexicano, La obra de Samuel Ramos y Herbert Marcuse o la vuelta al romanticismo, Filosofía y fin de siglo, Actualidad de Nietzsche, entre otras. Algunas de sus traducciones fueron: La fenomenología del Espíritu de G. W. F. Hegel (en colaboración con Wenceslao Roces) (1966), La evolución del pensamiento kantiano de Vleeschauwer (1962), La idea de la fenomenología de André de Muralt (1963). Fue discípulo de los filósofos José Gaos, Joaquín Xirau y Eduardo Nicol.

¿Qué motivos lo llevaron a analizar los problemas de la ética, de la libertad y la crisis de la “modernidad”?

Reúno aquí una serie de ensayos que podríamos llamar una guía para orientar la búsqueda. Se analizan cuestiones que han sido esenciales para el desarrollo del pensamiento en nuestra época y que permiten comprender la crisis actual.

La primera parte expone la situación a la que se ha llegado en el siglo XX. Hay un movimiento filosófico que poco a poco se afirma y constituye como el camino del pensar en este fin de siglo. Frente a las corrientes positivistas y a las críticas a la metafísica de Occidente, se plantea como posible y necesaria la vuelta a los grandes problemas del hombre y de la filosofía, en el sentido de la gran tradición griega y occidental. La segunda parte desarrolla uno de los grandes temas del siglo XX, la libertad. En la política, la economía, la religión y sobre todo en la filosofía, se afirma la idea de la libertad como el origen mismo y como la condición de posibilidad. Hegel lo estableció con claridad en su Historia de la filosofía. El fundamento último de la acción es la libertad. A partir de ella puede entenderse el ser hombre y el desarrollo de la ética o de la política. En el existencialismo francés, con Jean-Paul Sartre, alcanza su máxima expresión. La libertad es estructura o Ser del Hombre, pero en la ética lo determinante es la política y la historia. En la Crítica de la razón dialécticase anuncia la incorporación del existencialismo al marxismo. Sartre considera al marxismo como la filosofía de nuestro tiempo. En la tercera parte se plantean las bases o lineamientos generales de un pensar que pueda proyectarse más allá del fin de siglo. No se trata de una exposición sistemática o definitiva. Se presentan, en la relación con los grandes temas actuales, las bases para el desarrollo futuro de la filosofía, de la ontología, en un sentido distinto al tradicional.

En el siglo XX se viene planteando el problema del pensar, es decir, estamos regresando a los problemas del hombre ¿desde qué perspectiva se planteó el problema del pensamiento y la reflexión?

Podríamos decir que la relación entre tradición y filosofía es esencial. La metafísica, decía Kant, forma parte de la razón y de la naturaleza más profunda del hombre. En la época actual se habla de crisis de la modernidad, incluso de posmodernidad. Se dice que el nihilismo constituye la situación real de Occidente y de la historia mundial. Por ello, pienso que es necesaria una vuelta al pensar profundo y originario, preguntar de nuevo por el Ser del Hombre y su historia, por la ciencia y la técnica, por el lenguaje.

[caption id="attachment_802741" align="alignleft" width="300"] Ricardo Guerra[/caption]

¿Cuál sería el papel de la metafísica en este fin de siglo?

En primer lugar, la investigación filosófica predomina a lo largo de la historia de la metafísica como un preguntar que busca, inventa y crea un fundamento que está más allá de las cosas. Se trata de llegar a un fundamento último de la realidad. Fundamento que puede ser el mundo de las ideas de Platón, que puede ser el primer motor o las causas primeras en Aristóteles. Más tarde, a partir del cristianismo, con matices evidentemente desde San Agustín hasta Santo Tomás, la respuesta, la explicación última aparece con un sentido mucho más preciso: es el ente supremo el que da razón de la totalidad de los entes. En la época moderna, con aparente sentido distinto pero el mismo planteamiento de fondo, encontramos respuestas en Descartes y Leibnitz. Claro que en el caso de Descartes, además de la búsqueda del fundamento que se resolverá también en el ente supremo, hay una orientación hacia la filosofía como ciencia, como desarrollo y fundamentación de la ciencia. En el idealismo alemán culmina quizá esta historia de metafísica. El espíritu absoluto en Hegel, el significado del Yo en Fichte, el concepto de libertad en Schelling, muestran claramente cuál es esta búsqueda del fundamento último.

Hay pensadores que han dicho que la elección relativa del historiador se da siempre entre una historia que informa más y explica menos y otra que explica más e informa menos, ¿cómo se las arregla la historia de la filosofía entre estas dos vertientes?

Coincido con Hegel, que plantea en su Historia de la filosofía la tesis de que la historia de la filosofía es la filosofía, es decir, que la filosofía es su historia. No puede desligarse una cosa de otra. Podríamos decir que la historia de la filosofía no puede ser de ninguna manera mera información, por el contrario, la historia de la filosofía es una serie de pasos de momentos, que permiten llegar a cada situación histórica fundamental.

¿Cuáles son los fundamentos teóricos en que se funda la crítica de los sistemas metafísicos?

Está en el fin de la metafísica misma de Occidente. Podríamos decir que Nietzsche hace una crítica más radical, pero no estoy de acuerdo con las críticas que se hacen desde fuera de ella, es decir, desde el positivismo, por ejemplo, o desde posiciones extrañas a la filosofía. Es la filosofía misma la que en su desarrollo histórico se pone la superación de los conceptos y concepciones anteriores y, más que proponérselo, se desarrolló de esta manera. La culminación independientemente del carácter grandioso del sistema de Hegel, se expresa en el nihilismo, que muestra no sólo el fin de los valores vigentes, sino el de toda pretensión de encontrar un fundamento absoluto. La técnica, determinante del mundo contemporáneo, que rebasa incluso al hombre, exige nuevos planteamientos, nuevas formas de vida y el paso a la economía al gobierno mundial. El desarrollo a lo largo del siglo XX, las guerras mundiales y la crisis en todos sentidos, muestran la necesidad de superar el pensamiento tradicional de la metafísica. La ontología pretende plantear, a partir de la cuestión última y fundamental de problema del Ser, nuevos caminos. Diferentes corrientes filosóficas o ideológicas, el llamado pensamiento “posmoderno”, corresponden a esta necesidad de cambio y superación. En el plano de Heidegger, la ontología es posible si logra superar las limitaciones de la metafísica tradicional. El pensamiento del ente, del ser ente, constitutivo de la historia de la metafísica, puede hacer posible el plantear el problema del ser en cuanto tal.

¿Hasta qué punto la historia del pensamiento ha cambiado la visión de la libertad, y su relación con la política, la economía y la religión?

Voy a exponer brevemente las ideas de uno de los grandes pensadores de Francia, Jean-Paul Sartre, representante principal del existencialismo. Su obra fundamental, El ser y la nada, es un ensayo, como él mismo lo llama, de ontología fenomenológica. Su método es el husserliano; su punto de partida del cogito de Descartes, y muchos de sus temas de sus supuestos son kantianos y heideggerianos. Su filosofía es existencialista en tanto que trata de describir, de explicar la existencia humana, el ser en el mundo como existencia concreta. El tema fundamental de su obra es la libertad del hombre, una ontología de la libertad; en ella no se tratan, sin embargo, problemas propiamente morales, sino que, por la descripción de la realidad humana, se hace posible una ética. Tampoco se trata de metafísica, pues ésta, nos dice, sería a la ontología lo que la historia a la sociología.

Por otro lado, la historia del pensamiento de occidente surge o se inicia en Grecia, en la misma medida en que en Grecia el hombre es libre, en que el hombre es ciudadano de una sociedad democrática, en la que la participación política, económica y de todo tipo está fundamentada en esta libertad de cada hombre. Es allí donde surge estrictamente la filosofía. Podríamos decir que, en diversas épocas, se modifica, altera, esconde o rechaza la libertad, pero desde el punto de vista filosófico estrictamente desde Grecia, habría que afirmar esta libertad como la estructura radical del hombre. En la segunda parte del libro, como decía anteriormente, se plantea esta idea de la libertad en múltiples aspectos y sobre todo desde perspectivas diferentes que han sido importantes a lo largo del siglo XX. Ahora bien, la interrogación, la conducta interrogativa supone necesariamente la nada, que es su condición primera; para que haya negación en el mundo y para que podamos consiguientemente interrogarnos sobre el Ser, hace falta que la nada se encuentre en alguna forma; interrogación y nada se implican mutualmente; sin la nada, sin el No-Ser, no tendría sentido la interrogación.

En Kant encontramos un camino distinto del pensamiento, es decir, la reflexión o el juicio reflexionante, ¿qué lugar ocupa actualmente la reflexión en la modernidad?

Creo que sería difícil responder esta cuestión sin tratar a fondo la concepción del pensar en nuestro tiempo: sin embargo, podemos subrayar lo siguiente: hay la pretensión de un pensar dialéctico que explica el proceso entero por la serie de negaciones y negación de negaciones en el sentido hegeliano; hay la posibilidad de hablar de un pensamiento determinante, calculador, que se mueve en el plano de la matemática o de la ciencia, y quizá un pensamiento distinto que trata de buscar nuevos caminos a partir del descubrimiento riguroso de lo que es el sentido estricto, esto es, la estructura última del hombre. Partiendo de esta estructura última del hombre es como podemos descubrir que las vías para superar la tradición y para encontrar nuevos caminos descansan en el pensar, y en un pensar que se apoye fundamentalmente en la reflexión, en el sentido de Kant que explicamos en el libro.

¿Cómo se puede proyectar el pensar más allá del fin de siglo?

En el libro señalamos que en el siglo XX se ha llegado a una determinada situación -situación múltiple, compleja, difícil-, pero podemos hablar de un movimiento filosófico que se ha ido afirmando frente a todas estas corrientes filosóficas diversas, en especial las positivistas. Se ha ido afirmando como lo que podría ser el camino del pensar en este fin de siglo, es decir, la vuelta a los grandes problemas del Hombre. Ahora bien, ¿en qué sentido podríamos proyectar en pensar? Es necesario superar los planteamientos tradicionales, es necesario asumir la investigación filosófica como un intento original que desarrolla la capacidad del hombre, la razón humana en el plano de la búsqueda de toda una serie de nuevas ideas o concepciones, que es lo que permite, finalmente, esperar formas de pensar más allá del fin de siglo.

¿Cuál sería el papel y la tarea de la filosofía en este fin de siglo?

La tarea de la filosofía, en este fin de siglo, es la de descubrir en la reflexión y en el pensar más allá de viejos esquemas, sobre todo del nihilismo, el sentido profundo del ser del hombre. La reflexión, la dialéctica y la totalidad; la libertad, el lenguaje, la historia; la ciencia y la técnica planetaria; la universidad, son los temas fundamentales y la base del desarrollo del futuro pensamiento. En nuestro tiempo, a partir de la caída de los grandes sistemas, el de Hegel en especial, la filosofía sólo puede desarrollarse como investigación y camino del pensar.

*Esta entrevista es parte del libro Elogio de la memoria, de Miguel Ángel Muñoz de próxima aparición.