Restableciendo memorias con lo universal del dolor

Restableciendo memorias con lo universal del dolor
Por:
  • linda_atach

Ai Weiwei es uno de los artistas y críticos del sistema más importantes en la escena del arte. Sus exposiciones sacuden al espectador con un poderoso discurso, una síntesis entre lo anecdótico y lo político, la precisión temática y un virtuosismo fuera de lo común.

Ai Weiwei nos ha impactado con piezas como Dropping a Han Dinasty Urn (Dejando caer una urna de la dinastía Han), que reúne un ciclo de imágenes del artista soltando una urna antigua en alusión a la desaparición sistemática de la historia, la cultura y más 400,000 “disidentes” chinos durante la Revolución cultural que Mao Tse-Tung puso en marcha en 1966 y que finalizó con su muerte en 1977, o S.A.C.R.E.D. (2011-2013), conformada por seis cajas cerradas que permiten mirar desde un minúsculo hueco en su superficie, una serie de dioramas hiperrealistas que narran a detalle la privación de la libertad del artista y la permanente y humillante vigilancia de sus guardias en la cárcel.

Áspero y ácido, Ai Weiwei es el cronista y la voz de las víctimas de la represión china, un niño que creció entre las purgas políticas, las ejecuciones y el trabajo forzado para millones de personas en granjas de “reeducación”, hijo de exiliado y exiliado él mismo, Ai Weiwei es un parámetro en las tendencias artísticas contemporáneas, de ahí que tenerlo en México sea un verdadero privilegio, un lujo que no puede dejarse de aplaudir y reconocer.

Restablecer memorias es el título de la exposición de Ai Weiwei que se puede visitar en el MUAC, una exposición que por las grandes expectativas que del artista se tenían en México, deja a algunos con el deseo de ver y entender más del genio chino.

La inclusión de El salón ancestral de la familia Wang y piezas como el jarrón verde, inspirado en las representativas líneas de Hokusai o Sprouts (Retoños) realizada a partir de boquillas de teteras antiguas que el artista recubre de presente, en diálogo con los rostros —construidos en un millón de piezas de LEGO— y la genealogía de la desaparición de los 43 normalistas de Ayot

zinapa explica la conexión política y emocional del activista, con uno de los eventos más dolorosos y publicitados en la historia contemporánea de nuestro país.

Vale la pena reflexionar el hecho de que Ai Weiwei —y quizá muchos otros observadores internacionales— entiendan Ayotzinapa como el clímax de la violencia en México, cuando en el imaginario colectivo y el presente de la mayoría de los visitantes de la exposición, existan eventos más frescos, tan dolorosos e indignantes como el de Guerrero.

Es muy posible que esto indique la urgencia de más exposiciones, más voces. Más acción.

Restablecer memorias

Hasta el 6 de octubre

Museo Universitario de Arte Contemporáneo