Adiós al mejor futbolista europeo del siglo XX

Sus regates con el famoso número 14 en su dorsal han sido imitados hasta la saciedad. La selección holandesa en la que jugó, y el Barcelona que dirigió, son dos de los equipos más admirados en la historia. Y su forma de interpretar el futbol cambió el deporte para siempre.

Simple y sencillamente, Johan Cruyff fue un futbolista y técnico iconoclasta, único e irrepetible, parecía imparable, pero ayer un cáncer de pulmón, terminó con su vida a los 68 años.

El exjugador personificó el Futbol Total, y dibujó el prototipo del Barcelona que, años después, Pep Guardiola, Lionel Messi y compañía llevarían a su máxima expresión.

De pelo largo y figura desgarbada, el chico que salió de los callejones de Ámsterdam fue el emblema del Ajax y de la Naranja Mecánica que maravilló en la Copa del Mundo de 1974; a su retiro, todos los conceptos que aprendió de su maestro Rinus Michels los aplicó en el banquillo y su leyenda creció a límites insospechados.

Su talento era tal que sin duda ocupa el Olimpo de los dioses del futbol, al lado de otros ilustres como Pelé, Diego Maradona, Franz Beckenbauer, Alfredo Di Stéfano Zinedine Zidane y más recientemente Messi.

Su físico ocultaba un sorpresivo talento atlético, velocidad impredecible y agilidad para controlar el balón y eludir oponentes. Su verdadero genio estaba en su visión y en su mente, con un instinto para el juego casi inigualable. Podía pasar con una precisión milimétrica, y parecía estar siempre en el lugar correcto en el momento de las jugadas.

Podía jugar retrasado o al frente, según el momento del partido, y era letal tanto en los extremos como en el centro del ataque. Fue uno de los primeros que consideró a los defensores como la primera línea de

ataque de un equipo.

Obsesionado con el deporte que lo llevó a la fama y siempre positivo, apenas en febrero Cruyff dijo que su recuperación marchaba bien. “Tengo la sensación de que estoy ganando 2-0 en el primer tiempo. El partido no ha terminado, pero sé que al final ganaré”, comentó entonces.

Su personalidad extrovertida y sus frases filosóficas lo convirtieron en una especie de gurú, alguien que simbolizó la escuela holandesa del futbol. “El mundo conoció a Holanda a través de él”, dijo el primer ministro holandés Mark Rutte.

En el terreno de juego sólo le faltó conquistar el Mundial, aunque estuvo cerca tras perder la Final de 1974 ante la Alemania Occidental capitaneada por Beckenbauer. De todas formas, la táctica revolucionó el deporte, y luego fue aplicada por Johan en su época como entrenador.

Su legado va mucho más allá que los goles, destacó como líder, pensador y orador. Con un fuerte acento de Ámsterdam, no se guardaba palabras para opinar sobre el futbol y todo lo que rodea al deporte. Sus comentarios solían convertirse en frases clásicas: “Cada desventaja tiene su ventaja”, y “no se puede ganar sin la pelota”.

Pero además de ser un genio del balón fue un futbolista mediático, pues fue de los primeros en tener patrocinios comerciales, tanto que su llegada al Barcelona en 1973 por una cifra récord (casi dos millones de dólares) causó revuelo en toda Europa. En la Ciudad Condal lo consideran ‘El Salvador’, pues regresó a los azulgrana al protagonismo que tantos años perdieron con el Real Madrid.

Cruyff fue artífice de un 5-0 histórico del Barça sobre el Madrid en la capital española. Ya en esa época era venerado por toda la prensa e incluso uno, Dave Miller, cronista deportivo lo llamó ‘Pitágoras con zapatillas’ por su habilidad para calcular la geometría de una jugada, pues Johan tenía un gran control, tanto físico como mental, en un partido.

Esa misma habilidad para jugar la tenía para expresar su sentir de la vida diaria o de un esquema de cualquier equipo, pues a su salida como entrenador del Barcelona en 1996 no volvió a dirigir en forma; pasó a ser un crítico y analista agudo, capaz de criticar a quien fuera, incluso sus amores Ajax, Barcelona y Holanda.

Hoy en Holanda y todo el mundo lo lloran, pero su legado vivirá por siempre y cada vez que aparezca un equipo que le dé prioridad al futbol espectáculo, el nombre de Johan Cruyff aparecerá en el firmamento.

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