Diez años sin Michael Jackson, un ídolo destruido por la sociedad que lo creó

Diez años sin Michael Jackson, un ídolo destruido por la sociedad que lo creó
Por:
  • adriana_gochez

A 10 años de la muerte de Michael Jackson son muchos los rumores que existen en torno a su figura: hasta qué grado fue maltratado por su padre y cómo ello le afectó, quién era realmente el Rey del Pop, cómo vivió los momentos en que su carrera estaba en declive o quiénes fueron sus amigos cercanos. Sin embargo, el crítico de rock británico Paul Morley va más allá y en su más reciente libro lanza la pregunta ¿quién mató a Michael Jackson?, para reflexionar acerca de la cultura mediática y la obsesión con las celebridades.

En ¿Quién mató a Michael Jackson? Cómo la sociedad crea y destruye ídolos (Sexto Piso, 2019)  Morley narra desde los años gloriosos del intérprete de “Billie Jean”, cuando los medios “se alimentaron de su declive” con escándalos como las acusaciones de abuso sexual, su infelicidad, sus operaciones, su tono de voz y el color de su piel; hasta la forma en que su familia ha lucrado con su fama después de su deceso.

El cantante y bailarín falleció el 25 de junio de 2009 a causa de una sobredosis de drogas. Las primeras semanas después de su muerte sus familiares y personas que decían haber sido sus amigos acapararon los reflectores.

En 38 capítulos, el periodista, como si fuera un médico forense, explora a detalle la personalidad que el artista creó y la que ocultó —la del hombre que le temía al rechazo, que vivía los estragos de haber llegado a la cima de la fama a una corta edad y que estaba paranoico—, pero también la que fueron construyendo sus propios fans a quienes se entregó de manera “enfermiza”, por quienes dio todo para sentirse querido... y la que fabricaron los medios.

“En cuanto Michael dejó de ser un músico para ser un simple famoso, fueron los medios quienes, con sonrisa de suficiencia y gesto socarrón, se encargaron de castigarlo y usarlo como chivo expiatorio"

Paul Morley

Crítico de rock

En varias partes del libro Paul Morley escribe en segunda persona para “hablarle” a Michael Jackson, y así, ir tratando de revelar ¿quién o qué realmente mató al ídolo?: “te sentirías completamente como en casa en este siglo XXI de la posverdad, pululando con marcas humanas modificadas quirúrgicamente, como estrategias de mercadotecnia psicográfica y con aquellos que se dejan la piel intentando decir las palabras adecuadas y apoyar las causas correctas por el bien de su propio valor y relevancia. Te hubieras vuelto más popular que nunca cuando el mundo se pusiera al día con la locura de tu realidad publicitada…”

Al inicio, el también autor de The Age of Bowie lanza una reflexión acerca de la forma en que se ha ido precarizando el papel del crítico musical y la transformación de la industria musical. También, la manera en que las redes sociales se han vuelto la nueva Inquisición y la gente renuncia a su intimidad en estas plataformas.

Desde las primeras páginas pone a reflexionar al lector con declaraciones como ésta: “hasta cierto punto, lo que le pasó a Michael Jackson fueron los medios, y todos nosotros quedamos implicados en cuanto consumidores y suscriptores”.

"Se alimentaron codiciosamente de su declive, se regodearon de su miseria, interpretaron sus excentricidades como señales de comportamiento criminal. Y, cuando murió, naturalmente que entraron en escena para hacerse cargo de las decisiones sobre su imagen”

La forma en que aborda la vida del intérprete de “Black or White” remite al documental Amy, en que también se cuenta cómo la fama y la soledad fueron acabando con la vida de Winehouse, quien también fue perseguida por los paparazzis que ansiaban mostrar la apariencia de la cantante que era adicta a las drogas y con una familia que nada hizo para ayudarla a recuperarse de esa caída.

También hay momentos en que el autor destaca la genialidad de Michael Jackson y por qué resaltó entre sus hermanos: pasaba horas en los estudios de grabación y tenía largas jornadas de ensayos.

El Dato: Killing Michael Jackson fue un documental que reveló testimonios de tres policías que ingresaron a la habitación donde falleció.

Para Morley es imposible separarse de la parte artística —la música, composición y baile— de esa vida de escándalo y excentricidad que también el Rey del Pop alimentó, como aquella escena que hoy está en el imaginario colectivo: Michael en la habitación de un hotel, mostrando por una ventana a su hijo para satisfacer a sus fans.

¿Quién mató a Michel Jackson? Cómo la sociedad crea y destruye ídolos en un momento en que, por un lado han resurgido las acusaciones de abuso sexual en contra del artista, lo cual según Nielsen Music significó la caída de su música en la radio, cuya presencia pasó de  dos mil apariciones por día a mil 500; Louis Vuitton anunció que ya no produciría la colección de ropa inspirada en la estrella, e incluso, según Variety, varias cadenas de televisión han eliminado los programas de homenaje que ya tenían planeados; pero por otra parte, fans se preparan para conmemorar hoy el aniversario luctuoso en el Paseo de la Fama de Los Ángeles; y fanáticos de todo el mundo realizarán un Mj Innocent Love Rally.

[caption id="attachment_947856" align="alignnone" width="5311"] Infografía: La Razón de México[/caption]

[caption id="attachment_947857" align="alignnone" width="5311"] Infografía: La Razón de México[/caption]

[caption id="attachment_947862" align="aligncenter" width="5311"] Infografía: La Razón de México[/caption]

Dos

Por Paul Morley

Lo primero que pensé, al escuchar la noticia, fue: ¿Cómo puede alguien llegar a estar tan solo? Habiendo sido, a la vez, el centro de tantas atenciones cuando se movía entre nosotros, a veces con tanta soltura, tan metido dentro de su cuerpo y tan alejado de él, sirviéndose de sus pies para comunicarnos el milagro de la luz y del tiempo. Parecía haber llegado volando desde otro universo, y haber aterrizado con un modo en que sus pies no hubieran acabado de tocar la tierra. Visitó nuestro planeta y nunca acabó de conectar con él. Esa falta de vinculación resultaba infinitamente fascinante, tanto cuando se veía representada de manera persuasiva por los movimientos y exigencias de un artista sensacional, nacido para asombrar, dueño de una voz que se elevaba aguda hasta Dios sabe dónde, limpia como si la hubieran cortado con un diamante, como cuando su energía vital, cautiva e inestable, era despiadadamente procesada y empaquetada como un producto puramente de placer, o se volvía grotescamente explícita por la manera alarmante con que su piel se hacía de papel, sus músculos comenzaban a rezumar y sus párpados se tornaban polvorientos.

A veces sus movimientos se veían tan nerviosos, tan llenos de vergüenza, tan contenidamente vacilantes que no parecía humano, o, de haberlo sido, parecía que hubiera acabado transformándose en otra cosa, o que, lenta y dolorosamente, estuviera convirtiéndose en humano después de haber sido un ente extraño y distante. A veces, cuando se desplazaba entre nosotros, en su trayecto entre algún tipo de ceremonia peculiar y otra, con una expresión atadamente rígida en el rostro, podía hacer que te sintieras triste y confundido. Parecía tan trágico y valiente, era como si no supiera qué hacer con sus manos, o con sus pies, o con sus pensamientos, jirones inquietos de emoción que debían de atacarle en grupo dentro de su mente. Sus ojos eran agujeros negros, absorbían la luz en vez de reflejarla…

FRAGMENTO TOMADO DE ¿Quién mató a Michel Jackson? Cómo la sociedad crea y destruye ídolos

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