El mundo del drag queen revoluciona al streaming

El mundo del drag queen revoluciona al streaming
Por:
  • luciana wainer

Diez temporadas, cuatro programas especiales donde regresan las mejores reinas que no han podido ganar, convenciones internacionales, varios premios en su haber y una audiencia fiel que espera con ansias el capítulo estreno de cada sábado para seguir la cuarta temporada del especial de RuPaul´s Drag Race All Stars por Netflix. Éxito innegable el que ha cosechado este reality show que nos muestra el mundo del drag queen dentro de un contexto glamouroso de pasarelas, bailes, competencias y la conducción de la legendaria reina RuPaul. Nada que no hayamos visto antes en America´s Next Top Model o en Project Runway, sólo que ahora, las participantes usan pelucas, se maquillan durante horas y esconden sus genitales con asombrosa destreza.

Algunos dicen que la primera vez que se acuñó el término drag fue en la época shakespeariana para denominar a los hombres que interpretaban personajes femeninos. Otros, aseguran que el teatro de variedades del siglo XIX y el género del burlesco, fue la cuna del concepto drag. Lo cierto es que, cientos de años después, las reinas del drag queen siguen manteniendo relación con el mundo de los escenarios, el show y la comicidad, pero la masividad de este movimiento social y su relación con la revolución sexual, la identidad de género y el mundo LGTBIII+ abre nuevas discusiones y posibilidades, complejizando lo que alguna vez fue solamente un recurso teatral. Sin embargo, la actualidad tiene nuevos desafíos.

El Dato: Justicia al estilo Jersey; Que arda en paz; LaLaPaRUza son los títulos de algunos capítulos de la temporada cuatro de la serie.

El 16 de diciembre de 2018 Ángela Ponce fue la primera mujer transgénero en concursar en Miss Universo. Las críticas no se hicieron esperar. En Tamaulipas, un alumno de preparatoria de 17 años se niega a volver a la escuela, ya que las autoridades le dijeron que ocultara sus fotos vestido como drag queen y que tomara psicoterapia para no ser expulsado.  Entre 2017 y 2018, México se posicionó como el segundo país con más asesinatos de personas transgénero. Mientras escribo esto, la aplicación que estoy usando me sigue marcando como error la palabra “transgénero”. A pesar de nuestro discurso de inclusión, la deslumbrante posmodernidad de nuestro mundo y la globalización característica de nuestra era, los derechos de la comunidad LGBTTTI+ siguen siendo, en muchos casos y muchas latitudes, avasallados. A eso hay que sumarle la discriminación social producto, en gran parte, de la ignorancia o del miedo, que segrega, estigmatiza y llena de prejuicios a todo aquel que es distinto a nosotros. Por estos motivos —y muchos otros que no alcanzaría a desarrollar en este breve texto— me parece digno de celebrar que el lugar que suelen ocupar las modelos de un metro ochenta, que están por debajo del peso recomendado por la organización de la salud y que son más proclives a generar inseguridades en las mujeres que estamos del otro lado de la pantalla, con nuestros cuerpos no-perfectos, ahora sean tomados por las reinas del drag que, con su extravagancia y energía, nos interpelan, sorprenden y ponen en el centro de los reflectores una parte de la población que ya era hora de ver en pantalla.