Entretenimiento para lamentarse

Entretenimiento para lamentarse
Por:
  • jesus_chavarria

Tratándose de una película que retoma la popular leyenda de La Llorona, originaria del México prehispánico —y consolidada a través del folklore de Latinoamérica—, en un intento por hacerla digerible para la mentalidad estadounidense e integrarla al universo fílmico creado por el director y productor James Wan, alrededor de las investigaciones paranormales del matrimonio Warren que, salvo la excelente primera entrega —El conjuro (2013)—, ha redundado en producciones que van de regular a malas; uno podría pensar que aunque tuviera los rasgos necesarios para dejar satisfechos a la mayoría de los fans que disfrutan de la más mínima conexión—aquí un innecesario guiño— entre cada una de las producciones que forman parte de la saga, estaba destinada a convertirse en un verdadero desastre, y hay que decirlo, tarda en hacerlo pero lo consigue.

Y es que el director Michel Chavez —The Maiden (2016)—, a pesar de que tiene a su favor que desde un inicio plantea con claridad los lineamientos sobre los que transcurre todo, es decir, el por qué y el cómo es que habrá de aparecer el espectro en cuestión, dejando el camino listo para ver a una madre viuda y además algo incrédula, encontrar la forma de proteger a sus hijos; luego de una buena cantidad de sustos fáciles con base en efectivos juegos visuales e impactos auditivos, termina extraviándose en la incongruencia y los lugares comunes del género, incluyendo el consabido sacerdote que ha dejado la iglesia, y que por supuesto en este caso es latino y se ha convertido en chamán.

El Dato: Los protagonistas aseguraron que vivieron experiencias paranormales en la filmación, como una ráfaga de aire helado en un lugar sin aire acondicionado a 38 grados.

Cierto que es llamativo el que se traslade la acción a los suburbios angelinos de los setentas, y que sea el tema de la asistencia social y el maltrato infantil lo que sirva para contextualizar la propuesta y cuestionar el comportamiento de su protagonista que comienza a ser objeto de suspicacias legales, pero esto no va más allá de lo anecdótico y lo conveniente del escenario, dada la nacionalidad del mito que retoman. Se agradece la convicción con que Linda Cardellini busca otorgarle cierta honestidad a un producto claramente de fórmula, además de la naturalidad que lucen los niños, pero la trama es sumamente básica y predecible, y bueno de originalidad ya ni hablemos.

Aún así, La maldición de La Llorona mantiene el ritmo y engancha con su desarrollo, sobre todo por el descaro con que invita al espectador a adivinar en qué momento vendrá el siguiente sobresalto, así que igual y puede resultar entretenida para el público menos exigente, que disfruta de esas piezas en la línea del cine de serie B, en donde el terror a veces se convierte en carcajada.

http://www.youtube.com/watch?v=cW39B5rAFnc