Euphoria: la cruda y caótica vida de la generación z

Si por cada vez que se emite un juicio, o se hace un chiste sobre los millenials nos dieran un peso, muchos de esta generación ya hubiéramos ahorrado para el retiro. Sobre ellos se teoriza y se afirma, se habla de lo que desconocemos y descubrimos de ese pasado glorioso que, aparentemente, sólo les tocó vivir a otros. Lo más curioso es que bajo esta categoría engloban a todos los menores de 35, olvidándose de que nuestra generación ya no es la más tecnológica ni la más joven —la mayoría de nosotros llevamos varios años pagándole al SAT—, y que hay una nueva de la que se habla poco y se piensa menos: los Z, o centennials. ¿Cuál es la característica de estos jóvenes que han nacido entre 1994 y 2010? ¿Cómo ha influido la reproductividad de internet en sus vidas? ¿En qué se diferencian? Al parecer la ficción tiene más respuesta que la ciencia para este tema; después de Sex education, la revelación del año que nos regaló Netflix, llega Euphoria, de HBO, compitiendo en forma y fondo, aunque sumergiéndose más profundamente en la oscuridad y llenándose de glitter para disimular el dolor.

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Euphoria nos lleva, a través de las experiencias de Rue (Zendaya) y Jules (Hunter Schafer), a repensar los desafíos que presenta el mundo contemporáneo para los adolescentes. Una juventud con menos prejuicios que la nuestra pero, también, con otras trampas, deseos e inquietudes. Porque nuestra memoria está llena de pequeñas mentiras: la adolescencia es diversión, aventura y descubrimiento, sí, pero también conlleva una profunda confusión y el luto irremediable de enterrar al niño que fuimos para dar un salto al vacío por algo que todavía no somos y de lo que poco sabemos. Si a ese combo explosivo se le agrega drogadicción, autodestrucción y un cóctel de redes sociales que nos exponen una y otra vez a la mirada de un “otro”, el resultado es este grupo de jóvenes que de tanto sobrepasar los límites, pierde el goce de la rebeldía que ya no encuentra nada a lo qué rebelarse.

Sin embargo, el arriesgue no es únicamente temático. La nueva serie de HBO juega con tomas subjetivas donde el narrador está en la mente del personaje (y Rue lo aclara desde el principio: “No soy un narrador confiable”). Con una reminiscencia de la crudeza y alucinación que nos transmiten las películas de Gaspar Noé, la cámara nos permite ver más allá de los hechos para adentrarnos en las fantasías. Rotas, en su mayoría; aplastadas por la realidad, por la desilusión y la angustia.

El Dato: Para que el espectador entendiera el caótico mundo de los personajes, se inició la serie con una narración de Rue describiendo su nacimiento, tres días tras el ataque del 11 de septiembre.

Mientras los melancólicos miran el pasado y los ansiosos corretean el futuro, Euphoria nos mantiene anclados a la incertidumbre del presente, con sus vértigos y psicodelias, recordándonos que el que no se actualiza, pierde.

Euphoria

Creador: Sam Levinson

País: Estados Unidos

Género: Drama juvenil

Dónde: HBO y sus plataformas

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