Los Tigres del Norte cimbran el Auditorio Nacional

Los Tigres del Norte cimbran el Auditorio Nacional
Por:
  • larazon

El viernes pasado el Auditorio Nacional cobijó a más de 9 mil personas que se dieron cita para disfrutar del concierto de Los Tigres del Norte. Acordeones, bajosexto, bajo eléctrico, saxofón alto, batería y percusiones afrocubanas pusieron a cantar y a bailar a un público cómplice que se sabía de memoria todos los temas de los Hermanos Hernández. El festín norteño inició con “La Banda del carro rojo”, la algarabía rebotó en diálogo con la batería mientras el bajosexto subrayaba los armónicos.

“¡Buenas Noches! ¿Cómo se sienten? Aquí estamos para complacer todas las peticiones!”, grita Jorge Hernández con el acordeón a flote: las cadencias de “El niño y la boda”, “Golpe del corazón” y “La mesa del rincón” encienden los ánimos en un bloque de éxitos que los hijos de Mocorito, Sinaloa, han impuesto en los espacios de la música norteña durante más de 40 años. Un señor con sombrero tejano a mi lado aplaude con euforia: embriaguez de franca expresión. “Ellos son ‘Jefes de Jefes’, vine desde Cuernavaca a escucharlos, vale la pena el sacrificio”, me dice con los ojos húmedos y la exaltación en los bordes de los labios.

Te puede interesar: ¡El Príncipe vive! El VL20 va a recordar a José José

Y entra el Mariachi en rítmico diapasón y un derramo de boleros rancheros del repertorio de Vicente Fernández inunda de prodigio los instantes: “Mujeres divinas”, “Por tu maldito amor”, “De qué manera te olvido”, “Hermoso cariño”... “¡Primera vez que nos acompaña un mariachi, lo hacemos para ustedes!”, informa el vocalista líder Jorge Hernández. No cantan los hermanos Hernández: un orfeón de miles de voces férvidas interpreta cada uno de los temas que forman parte del disco más reciente de la agrupación, Y su palabra es la ley. Homenaje a Vicente Fernandez (Fonovisa, 2020).

El Coloso de Reforma, a cupo lleno, convertido en verbena. Los pasillos se mudan a pistas de baile para taconear los membretes de rancheros, boleros, cumbias norteñas, quebraditas, baladas y corridos. El portentoso y seductor groove de la banda se expande por las cuatros esquinas del recinto. Conversación instrumental juguetona y ensalzada. Eduardo Hernández toma el saxofón alto para enaltecer un pasaje de “Mi buena suerte”. Jorge, Hernán y Luis se contonean por el tablado con gallardía de rockeros sinaloenses. Atrás, Oscar Lara en la batería desafía al conguero cubano Carlos Caro, quien viste de ‘clave guaguancosera’ (2/3) los segmentos acompasados de varios temas de los Tigres.

Tres horas de impresionante festejo. El público está envuelto en un frenesí de gozos inmaculados: cuando irrumpe la primera nota de “La Reina del Sur”, se arquean los horcones del lugar. Y continua la procesión: “Contrabando y traición”, “La Manzanita”, “No pude enamorarme”, “Golpe del Corazón”, “Pedro y Pablo”, “La sangre prisionero”, “Un día la vez”, “América, yo soy”... La ondonada de la noche se hace partícipe. Se escuchan los ecos del bolero norteño “Mi amor no es pasajero”. Una pareja baila en el vestíbulo. Los Tigres del Norte o la trama musical concebida en místico delirio. Concierto inolvidable

https://www.youtube.com/watch?v=Yz2SemBStRo

 

Te puede interesar:

https://www.razon.com.mx/cultura/roles-en-el-hogar-prejuicios-y-discriminacion-lo-que-enfrentan-escritoras/