Óscar y Valeria murieron en el río buscando mejor vida en Estados Unidos

Óscar Alberto, de 25 años y su hija de un año y 11 meses, Angie Valeria, huyeron en abril pasado de la pobreza en El Salvador, antes de ser hallados muertos en el Río Bravo este lunes.

De acuerdo con sus familiares, en Matamoros, Tamaulipas, el joven trabajaba en una pizzería y su esposa, Tania, dejó un trabajo en un restaurante de comida china para cuidar a su bebé.

Después, partieron hacia Estados Unidos en busca de mejorar la vida de la menor.

Wendy, hermana de Óscar Alberto, dijo a un medio de El Salvador que la pareja estaba intranquila luego de pasar unas semanas en México debido a la presión del presidente Trump sobre los migrantes.

La familia había llegado a Matamoros para después pedir asilo político en Estados Unidos.

Sin embargo, ante la desesperación por la lentitud en los trámites decidieron, junto con otros migrantes, cruzar el río Bravo, según dijo Wendy.

La esposa de Óscar y madre de la niña, de 21 años, narró que su esposo, llevaba a la bebé en los hombros, la puso en la orilla ya en territorio estadounidense y regresó por ella, pero al ver que su papá se alejaba, la niña se lanzó al agua. Martínez regresó y logró tomar a Valeria, pero ambos fueron arrastrados por la corriente.

Cuando logró sujetar a la menor, la metió a su camisa, pero sus intentos fueron en vano, ya que la corriente los hundió en el río.

Aunque la joven también presentía su muerte, fue rescatada por personas que escucharon sus gritos.

La búsqueda de Martínez y su hija se suspendió el domingo por falta de luz, y sus cadáveres fueron descubiertos al día siguiente cerca de Matamoros, México, limítrofe con Brownsville, Texas, a varios metros de donde intentaron cruzar y a sólo 1 kilómetro del puente internacional.

En medio de un momento dramático, la migrante acudió con rescatistas mexicanos a la ribera del río, donde reconoció los cadáveres.

A escasos kilómetros de donde las víctimas intentaron cruzar a pie el río Bravo por Matamoros, Tamaulipas, quedó entre la devoradora vegetación y un par de latas vacías de cerveza, los anhelos de un padre y la sonrisa de una hija. El sueño americano para los suyos, se disolvió.

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abg