Iglesia presenta plan para “curar” a gays

Iglesia presenta plan para “curar” a gays
Por:
  • larazon

daniela.wachauf.razon@gmail.com

La Arquidiócesis de León, Guanajuato, publicó en su portal de internet el curso Atención Pastoral a Personas en Situación de Atracción al Mismo Sexo, dirigido a los sacerdotes, en el cual se dan los doce pasos para revertir la homosexualidad.

El curso aborda puntos bíblicos y establece que la homosexualidad es una realidad innegable. Además subraya que La Biblia califica el acto homosexual como “una conducta abominable”, pues es el colmo de la maldad en una sociedad hundida en el pecado.

Destaca que para poder curar la homosexualidad, se debe “perdonar a quienes lo hayan herido en el amor”, así como perdonar a quienes se les considere que causaron ese vacío emocional o hirieron la identidad. También plantea crear una red de apoyo con amistades fuera del mundo gay, en un ambiente de la Iglesia.

El arzobispo de León, José Guadalupe Martín Rábago, dijo que las prácticas homosexuales libres y realizadas con conciencia son pecados, mientras que tener inclinaciones homosexuales no son contrarias a lo que dicta la moral católica.

El curso tiene como objetivo doce pasos para el camino de la nueva creación que impone aceptar a Jesucristo como salvador y reconocer que en el estilo de vida gay no hay nada de alegre, por lo que sugiere reconocer que la inclinación homoerótica no debe ser motivo de vergüenza, sino de búsqueda de ayuda (aceptar su situación de atracción homosexual, enfrentando el dolor).

El tener tendencias de esa naturaleza no es un pecado, lo que es pecado es hacer acciones contrarias a la naturaleza y al proyecto de Dios”, explicó el obispo.

Recordó que la Biblia no toca la homosexualidad en el sentido de atracción psico-afectiva, ya que el acto homosexual es el “colmo” de la maldad en una sociedad hundida en el pecado.

Uno de los pasos indica que el varón y la mujer tienen que reconocer las bendiciones de la propia naturaleza, es decir, asumir la propia responsabilidad de confiar en el plan de Dios o en la ideología gay; iniciar o no el camino de la verdad o quedarse esclavo de su situación.

Los dos últimos pasos destacan que la vestimenta y los roles deben ser de acuerdo al sexo, además de que se deben poner los ojos en la belleza nueva, para vencer las nostalgias del antiguo modo de vivir.

El prelado también urgió a que se atiendan a los sectores más pobres de la población.

Los doce pasos

1.- Aceptar a Jesucristo como salvador y señor de su vida:

a.- Anunciarle la voluntad salvadora de Dios: Dios te ama con amor infinito.

b.- El Señor Jesús se te ofrece cada día como alimento de Amor Verdadero en su Palabra, en la Eucaristía, en la Oración.

c.- “Vengan a mí, todos los que están cansados y agobiados por la carga, y yo los aliviaré…tomen mi yugo sobre ustedes…”

2.- Reconocer el estilo de vida gay como pecado:

a.- El pecado consiste en vivir contra la voluntad de Dios: la vida homosexual contradice el plan de Dios.

b.- Recordar que cada uno de nosotros tenemos una responsabilidad personal con la voluntad y el Amor de Dios.

3.- Reconocer que tiene sentimientos homoeróticos y buscar la ayuda de dios y ayuda profesional: Reconocer la inclinación homoerótica no debe ser motivo de vergüenza, sino de búsqueda de ayuda.

Confesar que tiene luchas homosexuales implica:

a.- Reconocer su situación de atracción homosexual.

b.- Enfrentar el dolor

c.- Enfrentar su realidad personal (emocional), reconocer que tiene responsabilidad en su decisión a tomar.

4.- Ponerse en camino de sanación-reintegración de su vida:

Acomodar su vida a la voluntad de Dios sobre la persona humana: varón y mujer, reconociendo las bendiciones de la propia naturaleza.

5.- Perdonar a quienes lo hayan herido en el amor: El perdón a quienes nos hirieron sana más a quien lo da que a quien lo recibe.

6.- Renunciar al pasado:

Iniciar el camino en la verdad, el amor y la esperanza (la esperanza no defrauda). Esta renuncia vence la esclavitud en la que se estaba y libera para la vida nueva en Cristo.

7.- Estar dispuesto para reconciliarse sacramentalmente:

El sacramento de la reconciliación sana la vida con la confesión de los pecados y la absolución. Es una tarea ardua la que hace quien se acerca hasta el confesionario. La persona ha hecho un largo camino para llegar hasta ahí. Se le debe recibir con respeto (viene cansado del camino, lastimado en su dignidad de persona), compasión (trae heridas y necesidades profundas. ha hecho el camino desde el sufrimiento), y delicadeza (es muy sensible emocionalmente. El pudor del confesor es fundamental).

8.- Buscar espacios para el encuentro con Dios en la oración personal y en comunidad.

Es necesario construir MUROS de salvación frente a los embates del mundo gay. Frente a lo demoníaco, confiar en la fuerza del Señor de los Ejércitos: “Si el Señor es mi Luz y mi salvación,¿ A quién temeré? Si el Señor es la defensa de mi vida ¿Quién me hará temblar?. Ante tal defensor, mis enemigos tropiezan y caen”. Nada podrá sustituir la ORACIÓN PERSONAL. En la Oración personal, en este Encuentro personal con el Señor Jesús, el Espíritu Santo entra en nuestra vida y nos IMPULSA a la vida Nueva. En la Oración personal la persona es UNGIDA CON EL ESPÍRITU SANTO. Esta unción nos libera en cada ocasión y así podemos soportar las tentaciones del demonio de la homosexualidad: opresión (influencia externa que afecta la mente), ataduras (patrones de conducta): “Para ser libres los ha liberado Cristo”.

9.- Crear una red de apoyo con amistades fuera del mundo gay, sobre todo en el ambiente de la iglesia: participar en el movimiento apostólico de la comunidad, asegurando, en lo posible, que en el equipo apostólico va a contar con la seguridad del respeto y se vera libre de acosos en el sentido homosexual. Vivirá la experiencia de la fraternidad y del afecto sano.

10.- Examen de conciencia diariamente: centrado en la búsqueda de Dios.

11.- Ejercitarse en expresar su identidad sexual natural.

12.- Poner los ojos en la belleza de la vida nueva, para vencer, así, las nostalgias del antiguo modo de vivir: cristo el señor, es el camino, la verdad y la vida del nuevo modo de vivir.