Crecimiento y equilibrio fiscal: romper el falso dilema

Crecimiento y equilibrio fiscal: romper el falso dilema
Por:
  • arturov-columnista

Finanzas públicas y crecimiento económico, dos caras importantísimas de cualquier economía. En la actual administración, y al menos durante el año pasado, parecieron ser componentes de un dilema que finalmente fue resuelto en favor de una mejor posición fiscal, pero a costa de un severo golpe al crecimiento económico.

En efecto, de los resultados presentados en el informe de las finanzas públicas del cuarto trimestre, se desprende un claro cumplimiento de las metas fiscales por parte del sector público.  Con ello, se acallan los temores en torno a un posible desequilibrio que pudiera poner en riesgo la estabilidad macroeconómica.

Así, grosso modo, el sector público (Gobierno federal más organismos autónomos y empresas públicas) logra cerrar el año 2019 con un déficit equivalente al 2.5% del PIB menor al 2.3%, que se fijó como meta a principios del año pasado. De igual forma, se alcanza un superávit primario (déficit publico menos el costo financiero) equivalente a 1.1% del PIB (también marginalmente mejor al programado de 1.0%). Por ello, la deuda pública, también medida como porcentaje del PIB, disminuyó marginalmente hasta 44.7% desde 44.9 por ciento.

Estos buenos resultados se dieron en un entorno económico muy adverso que, paradójicamente, fue propiciado en parte y, de forma simultánea, por el propio quehacer de las finanzas públicas. Específicamente, a pesar de que los ingresos públicos recaudados estuvieron por arriba de lo programado para todo el año en 86.1 mil millones de pesos (mmp), ello no fue resultado necesariamente de una mejora en las condiciones de recaudación de ingresos del sector público.

Por el contrario, la recaudación de ingresos tributarios y petroleros estuvo por debajo de lo programado en casi 200 mmp, cifra considerable que, tuvo que ser compensada con los mayores ingresos de las empresas públicas, especialmente la CFE, y con 125 mmp tomados de Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestarios.

La política fiscal coadyuvó a generar un ambiente económicamente adverso por dos factores fundamentales: (1) Las erogaciones del sector público tuvieron un comportamiento asimétrico a lo largo del año. El gasto programable mostró un ligero incremento de 0.3% real en el año, e incluso, estuvo en línea con lo programado, pero el subejercicio ocurrido durante la primera mitad del año (acumulado a junio registraba una caída anual de 5.6%) afectó el crecimiento; y (2) el ejercicio del gasto público implicó una drástica caída en la llamada inversión impulsada del sector público. Además de reducirse 18% real anual, alcanzó su nivel más bajo de la historia de 2.3% del PIB, cuando en sus mejores tiempos llegó a representar casi el 5% del PIB.

Es claro, que los resultados de las finanzas públicas durante el año pasado no fueron los mejores. El cumplimiento de las metas fiscales y la reasignación del gasto público en favor de los estratos de menores ingresos son elementos realmente meritorios y dignos de destacarse. No obstante, el costo ha sido alto en términos de crecimiento económico que, nos guste o no, es un factor primordial para lograr un mayor bienestar en la población. Sin crecimiento el pastel económico es del mismo tamaño, no se puede redistribuir más sobre la misma base, hay que crecer y recaudar más para distribuir mejor.