Política monetaria: mayor relajamiento y urgencia por crecimiento

Política monetaria: mayor relajamiento y urgencia por crecimiento
Por:
  • arturov-columnista

La ausencia de crecimiento económico exige continuidad en la política monetaria. Aunque las condiciones son ahora menos propicias que durante la última parte del año pasado existe un amplio consenso de que Banxico continuará este año con su política de relajación monetaria.

En efecto, si tomamos la última Encuesta Citibanamex de Expectativas, levantada antes de la última decisión de Banxico (cuando decretó una baja adicional en la tasa de fondeo, llevándola a un nivel 7.0% desde 7.25%), tenemos que casi todos los analistas esperan continuidad en la baja de la tasa al final del año.  De los 22 analistas encuestados, sólo dos pronostican que la reciente baja de febrero será la última en el año, en tanto que el resto anticipan más bajas por parte de Banxico, ubicando al consenso (10 analistas) en 6.25%; aunque ocho consideran que las bajas serán más pronunciadas al terminar el año (6.25% e incluso 6.0%).

Esta visión de mayor relajamiento de la política monetaria para lo que resta del año presenta pros y contras que vale la pena repasar. En primer lugar, porque como lo vimos durante el año pasado, una mayoría de la Junta de Gobierno fue muy reacia a adoptar una postura diferente a la que tuvo la FED en Estados Unidos.

Ahora, el panorama es distinto, las expectativas apuntan a que la autoridad monetaria de Estados Unidos no hará más reducciones a su tasa de interés de referencia (a lo más una de un cuarto de punto porcentual).

Evidentemente, si las expectativas se cumplen, Banxico bajará la tasa y el diferencial entre tasas de interés interna y externa se hará más estrecho, lo que, en opinión de algunos analistas, podría generar presiones sobre el tipo de cambio. Empero, como recién vimos con la última bajada de tasa de Banxico, el tipo de cambio no se depreció, e incluso, se fortaleció en paralelo con otras monedas de mercados emergentes. En síntesis, considero que ahora el diferencial de tasas es lo suficientemente amplio como para contener las presiones sobre la paridad cambiaria.

Otro elemento que genera dudas, se refiere al reciente repunte de la inflación. A finales del año pasado, cerró a una tasa anual de 2.8%, y en enero alcanzó 3.2%, movimiento significativo para un solo mes. Incluso, en el último comunicado de política monetaria el Banco Central anuncia que próximamente ajustará al alza su pronóstico de inflación. Además, la expectativa del consenso de analistas (Encuesta Banxico) es de que la inflación repunte moderadamente en los meses siguientes.

La pregunta obligada es ¿Por qué Banxico reduciría la tasa de interés con este comportamiento reciente y esperado de la inflación? Dos razones de peso apoyan la posición del Banco Central. La brecha del producto en México sigue siendo negativa, es decir, las condiciones productivas no serán una fuente de presiones inflacionarias; y segundo, las condiciones productivas a nivel global se han deteriorado por efecto del coronavirus, lo que presiona a la baja los precios de las materias primas internacionales y, por tanto, hay menores riesgos de inflación importada.