Beautiful Boy (Felix Van Groeningen, 2018)

Beautiful Boy (Felix Van Groeningen, 2018)
Por:
  • valev-columnista

Basada en los libros escritos por David y Nic Scheff (padre e hijo) en los que cada uno relata sus recuerdos sobre la adicción de Nic a las metanfetaminas en cristal, surge una de las películas más poderosas sobre el tema de la adicción y su potencial destructivo/expansivo para el enfermo y su contexto familiar y social.

David dice que la adicción de Nic lo sorprendió con la guardia baja. Era un niño amable y amoroso y parecía haberse adaptado bien al temprano divorcio de sus padres cuando tenía apenas 4 años, y a la nueva familia que formó David con su segunda esposa con quien tuvo dos hijos más. A los 11 años Nic empezó a consumir mariguana. A los 17 ya había experimentado con casi todas las drogas y se había enganchado al cristal.  “La droga lo hacía sentirse tan vivo, que sólo pensaba en consumir más y más”. Ahí empezó la caída libre del hijo y de su padre intentando rescatarlo de la muerte.

Nic estuvo en 12 programas de rehabilitación, sufrió varias sobredosis y estuvo a punto de morir, pero sobrevivió milagrosamente y lleva 8 años rehabilitado. Tiene 36 años.

Beautiful Boy era la canción de John Lennon que David le cantaba a Nic cuando era pequeño. “Ninguna familia es inmune y si piensas que sólo los vagabundos y los psicóticos se vuelven adictos a las drogas duras, estás en un error”, advierte David a todos los que leyeron y ahora vieron su historia en la pantalla: una historia de dolor, desesperación, enojo, terror, pero también de esperanza y sobre la capacidad de sanar.

Los detonantes de las adicciones se han asociado a depresión, bipolaridad, trastorno por déficit de atención y esquizofrenia. La familia es un aliado poderoso sólo si se establecen límites claros. De nada sirve desgastar un sistema familiar si el enfermo no está comprometido en su propia recuperación. La rabia y los dramas por las recaídas tampoco son útiles. La adicción es difícil de curar y requiere de paciencia, un programa permanente de recuperación y saber pedir ayuda cuando la voluntad flaquea.

Nic parecía estar bien pero estaba roto por dentro. Quizá por una depresión gestada en su infancia, ya que desde muy pequeño tenía que volar solo de una ciudad a otra, al volver de pasar temporadas con su padre a casa de la madre. Quizá Nic no se sentía completamente parte de la familia feliz del padre con su nueva mujer y sus medios hermanitos. En la adolescencia, los conflictos de identidad estallan con más o menos violencia y en el caso de Nic, la adicción parece un intento por resolver una depresión crónica y oculta. El vínculo entre David y Nic se vuelve destructivo para todos dejando claro que hasta el amor y la ayuda en exceso, sin límites y sin autocuidado, estorban en la recuperación. Beautiful Boy cuenta fantásticamente bien una historia con la que se identificaron muchas familias que han vivido infiernos similares.