¿Qué hacemos con los muertos del Covid-19?

¿Qué hacemos con los muertos del Covid-19?
Por:
  • bibiana_belsasso

La cara más dura de esta pandemia por la que atravesamos son los muertos. Aparte del dolor por la partida de seres humanos, que son ya casi 170 mil en todo el mundo, se necesitan estrategias para manejar esos cadáveres y que no sean un punto adicional de contagio.

La gente no puede estar con su familiar durante la enfermedad, y muchas veces sabe de sus seres queridos cuando éstos ya perdieron la batalla.

Cada país estableció un protocolo para el manejo de cadáveres más allá de las recomendaciones de los organismos internacionales; y es que varias naciones se han visto sobrepasadas en su estructura hospitalaria y funeraria.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS), en conjunto con la Organización Mundial de la Salud (OMS), han establecido recomendaciones preliminares en cuanto al manejo de cadáveres en el contexto del Covid-19, las cuales están sujetas a revisión en la medida que se disponga de nueva evidencia.

Entre las consideraciones clave señalan que “la transmisión de enfermedades infecciosas asociadas con el manejo de cadáveres puede ocurrir”. Se pide que se tengan cuidados extremos de higiene y si la familia del paciente desea ver el cuerpo cuando haya fallecido en el hospital, se le puede permitir con las precauciones adecuadas.

El cuidado mortuorio es importante para prevenir contagios. Especialistas señalan que el riesgo de contagio de un cadáver no es alto, son las costumbres y creencias lo que puede poner en riesgo a las personas, como el caso de Irán, nación con el mayor número de fallecidos por coronavirus en Medio Oriente.

En este país existe un grupo de mujeres con una encomienda admirable y, a la vez, terrible: se trata de las “coronadamas”, voluntarias que trabajan en la ciudad iraní de Qom para cumplir con la antigua tradición islámica de bañar a los muertos antes de enterrarlos.

La labor de las "coronadamas" salió a la luz luego de que se hiciera viral un video en el que se veían cuerpos tendidos en el suelo, en fila, para ser lavados; los cadáveres habían estado allí durante cinco o seis días.

Las autoridades de esa nación dieron a conocer la labor de esas mujeres, para tranquilizar a la sociedad de ese país ya que, según la ley islámica, antes de enterrar a los seres queridos, es un requisito que el cuerpo se limpie con agua tres veces.

Para la primera limpieza, el agua contiene extracto de cedro; para la segunda, alcanfor, y finalmente se lava el cuerpo con agua corriente; después es cubierto por sudario blanco y así queda listo para las oraciones y el entierro.

Las autopsias también pueden significar un riesgo contagioso para quienes lo hacen. En Tailandia, un médico forense murió luego de contraer el Covid-19 mientras practicaba una autopsia a una víctima del virus; fue el primer caso registrado de transmisión de la enfermedad desde un cadáver.

[caption id="attachment_1146012" align="alignnone" width="696"] La Razón publicó el pasado lunes 20 de abril un reportaje en el que explica cómo las bolsas para cadáveres se han vuelto un negocio durante la pandemia.Sergio Álvarez Calderón, dueño de la compañía Plásticos Alcántar, la cual había reducido sus ventas en un 70% por la entrada en vigor Ley de Residuos Sólidos, platicó a este diario que ahora el Gobierno federal le solicita la confección de 20 mil sacos para cadáveres y los Semefos del país requieren sus servicios.“Tenemos pedidos de 100 mil a 200 mil bolsas de todo el país. Se dieron cuenta de que no sólo sirven para víctimas del virus, sino de homicidio o muerte natural”, refirió. Los pedidos, añade, han llegado desde Monterrey, Nuevo León, o Saltillo, Coahuila, y de otras partes de la república.Explicó que las bolsas pasan por un riguroso proceso de calidad y son reciclables y biodegradables. Primero son confeccionadas en una fábrica ubicada en Ecatepec, Estado de México, y posteriormente llevadas a una empresa en Toluca, donde les colocan un cierre completamente hermético.En la imagen, trabajadores con trajes especiales del panteón de Valle Redondo, en Tijuana, Baja California, realizan el entierro de una persona que falleció por coronavirus, por lo que la familia se ubica a 50 metros de distancia. Foto: Cuartoscuro[/caption]

El  National Health Service del Reino Unido advierte que las personas que manejen los cadáveres por Covid-19 “deben ser conscientes sobre la probabilidad que exista un riesgo de infección por los fluidos corporales y los tejidos en los casos en que se identifica la infección por coronavirus”.

En el caso de Italia, las autoridades de salud han decidido que, aunque los fallecidos no pueden transmitir el virus, éste puede sobrevivir en la ropa, por lo que los ataúdes se sellan de inmediato y las familias tienen prohibido ver los restos de sus seres queridos.

En Chile, el gobierno entregó a todas las funerarias un protocolo con 14 recomendaciones; entre ellas, no se podrán hacer traslados a regiones, el cadáver debe quedar en una bolsa sellada y los familiares deben mantener distancia del féretro. Tampoco se podrán aplicar técnicas de tanatopraxia, por lo que no se podrá maquillar, peinar o afeitar el cadáver.

En el caso de Europa, el Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDC) señala que el riesgo potencial de transmisión se considera bajo y está vinculado al contacto directo con el cadáver o sus fluidos, así como con fómites contaminados.

En el caso de México, la Secretaria de Salud prohibió la incineración de cuerpos no identificados e identificados, que no fueron reclamados y fallecieron a causa de Covid-19.

El subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, señaló que no incinerar los cuerpos sin identificar es una decisión que se justifica en la Ley General en Materia de Desaparición Forzada de Personas, en la cual contemplan la necesidad de mantener los cuerpos para, a futuro, encontrar la identidad que corresponde a los fallecidos.

Desde el inicio de la Fase 3, los restos de las personas que fallezcan en una institución pública y sean reconocidos, serán incinerados y los restos entregados a sus familiares después de la incineración.

Y es que son muchas las funerarias que no se quieren hacer cargo de los fallecidos por Covid 19, mientras otras están extremando precauciones.

Por ejemplo, el director general del grupo funerario J. García López, Manuel Ramírez, ha dicho que tras el aumento en las muertes por coronavirus se han tenido que robustecer los protocolos de seguridad y que sí están brindando el servicio, sobre todo de cremación.

La OMS asegura que los contagios por cadáveres son pocos, ya que “la mayoría de los agentes propagadores no sobreviven mucho tiempo en el cuerpo humano después de la muerte”.

Pero el virus sí se queda en la ropa y cabello del fallecido, por eso se deben tener precauciones en el manejo de cadáveres por Covid-19. Y en ese contexto, como en otros países se ha decidido, aunque es una experiencia terrible para los familiares, que los restos sean incinerados antes de ser entregados a los dolientes.