Bibiana Belsasso

La Corte contra el aborto, en EU

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Bibiana Belsasso 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El histórico fallo de hace 50 años, que legalizó el aborto en Estados Unidos está en juego, la decisión la tienen en sus manos 9 ministros. Atrás quedaron los años de Ruth Joan Bader, la jueza de la Corte de Estados Unidos, ícono de la defensa de los derechos humanos de las mujeres.

Al fallecer, en el 2020, los equilibrios de la Corte cambiaron. Todavía con Donald Trump en el poder, la Suprema Corte de Estados Unidos quedó en manos de ministros mucho más conservadores que no quieren, entre otras cosas, que el aborto sea legal, para que las mujeres puedan tener la libertad de decidir sobre su cuerpo.

El Tribunal Supremo de Estados Unidos dio un revés a los derechos de la mujer, al permitir este viernes 10 de diciembre que siga en vigor la polémica ley en Texas, que prohíbe interrumpir el embarazo después de las seis semanas de gestación, esto mientras se resuelve la batalla legal.

Con ello, envía a las organizaciones civiles y a decenas de mujeres a que sus casos se queden en el ámbito local.

La llamada Ley de Texas, firmada por el gobernador republicano Greg Abbott, en mayo pasado, entró en vigor en septiembre y no contiene excepciones para los casos de incesto o violación.

Prohíbe interrumpir el embarazo una vez que los profesionales de la salud detecten actividad cardíaca, lo que ocurre a las seis semanas de gestación, y antes de que la mayoría de las mujeres sepan que están embarazadas.

Uno de sus aspectos más polémicos es que deja en manos de particulares, y no de funcionarios estatales, su aplicación, ya que cualquier persona puede presentar demandas civiles contra cualquiera que ayude a una embarazada a abortar si creen que infringen la prohibición. Además, ofrece recompensas de hasta 10 mil dólares a cada demandante si gana el juicio.

Ese sistema ha permitido hasta ahora, que las autoridades de Texas eludan la responsabilidad por la aplicación de la ley. Los líderes conservadores, que impulsaron el veto al aborto, no han sido señalados y permanecen sin castigo, pese a que en muchas ocasiones ellos fueron los que alentaron a los grupos conservadores pro-familia de Texas.

Polarizados

Activistas a favor y en contra del aborto legal se manifiestan afuera de la Corte Suprema de EU, en Washington, el pasado 1 de diciembre,  durante la audiencia en el caso Mississippi.
Activistas a favor y en contra del aborto legal se manifiestan afuera de la Corte Suprema de EU, en Washington, el pasado 1 de diciembre, durante la audiencia en el caso Mississippi.Foto: Reuters

Esta ley es una de las más estrictas contra el derecho al aborto en Estados Unidos, desde la histórica decisión del tribunal en el caso Roe versus Wade en 1973, que permitió la legalización del aborto a nivel nacional en ese año.

Con este caso, el Gobierno federal de la Unión Americana estableció que una mujer puede acabar con su embarazo en los primeros seis meses de gestación.

Más del 90% de los abortos se realizan en las primeras 13 semanas de embarazo, mucho antes de la viabilidad, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades federales.

Hasta el momento, la Corte Suprema no ha entrado a valorar si la legislación de Texas viola el derecho al aborto, pero forma parte de un plan más amplio de los republicanos para restringir la interrupción del embarazo en todo el país, pues 12 estados más han introducido prohibiciones para la interrupción del embarazo, pero hasta el momento han sido bloqueadas.

La Corte Suprema también definirá si da luz verde a una ley estatal de Mississippi, la cual restringe el aborto legal a las primeras 15 semanas de gestación. Si esa ley se confirma, la norma federal, vigente desde 1973, quedará sin efecto. Los magistrados evalúan los argumentos en un caso de apelación presentado por las autoridades del estado.

Los cambios sobre el aborto en la Corte Suprema pueden estar vinculados a la composición del tribunal. Recordemos que el expresidente Donald Trump eligió a tres ministros de corte conservador antes de dejar el poder.

Una de ellas ocupa el lugar que dejó la jueza Ruth Bader Ginsburg, ícono de la defensa de los derechos de la mujer y las minorías en los Estados Unidos. Murió el viernes 17 de septiembre de cáncer en el páncreas.

Gracias a su trabajo, Ginsburg era un símbolo para los progresistas, y con su fallecimiento se perdió el equilibrio ideológico en el máximo tribunal.

Llegó al alto tribunal tras haberse ganado fama de centrista en la Corte de Apelaciones del Distrito de Columbia, donde había llegado en 1980, nominada por el presidente Jimmy Carter. Fue la segunda mujer en ocupar el cargo de jueza de la Corte Suprema de Estados Unidos.

Uno de sus casos más importantes y tempranos en la Corte fue el llamado Estados Unidos vs. Virginia, que anuló la política de admisión de sólo hombres en el Instituto Militar de ese estado.

Con la muerte de Ruth Bader Ginsburg, Donald Trump abrió la posibilidad para que casos como el derecho al aborto fueran retomados por los conservadores para buscar eliminar este derecho. El expresidente dejó una Corte Suprema con una mayoría conservadora: de 6 ministros contra 3 liberales.

La batalla también se librará en las urnas en las próximas elecciones, donde estado por estado decidirá sobre la interrupción del embarazo. Según una encuesta realizada del 7 al 10 de noviembre por The Washington Post y ABC News, el 60% defiende la continuidad de la norma Roe, frente a un 27% que es partidario de que el Supremo la anule.

Sin embargo, estas cifras, que se mantienen desde hace años, no siempre se reflejan en las votaciones. Sobre todo, en los sectores más conservadores de los estados republicanos.

El aborto encontró una ventana durante la pandemia por Covid-19: el aborto vía remota, que consiste en consultas por Internet, seguidas de prescripciones y envíos por correo de píldoras abortivas.

La Administración de Alimentos y Medicamentos (la FDA, por sus siglas en inglés) autorizó esos fármacos en el año 2000, bajo la condición de que la paciente visitara la clínica en persona, para poder obtener la receta. Este requisito se suspendió a raíz de los confinamientos.

En septiembre, la Cámara de Representantes aprobó un proyecto de ley que blindaría el derecho al aborto en todo el país, y dejaría sin validez los vetos en Texas y otros estados, pero que no tiene prácticamente ninguna posibilidad de salir adelante en el Senado, porque necesitaría varios votos de la oposición republicana.

Hoy, la libertad para que las mujeres decidan qué quieren hacer con su cuerpo, si quieren o no tener un hijo, está a nada de perderse.

Hay que seguir el caso de cerca, son 50 años en donde se había avanzado en un tema como éste y ahora se puede echar para atrás. Muchas veces se cree que los derechos adquiridos serán para siempre, pero la realidad es que se pueden acabar, como lo estamos viendo ahora. La posibilidad de que las mujeres puedan tomar la decisión de abortar en Estados Unidos, se definirá en las próximas semanas.