Bibiana Belsasso

Al diablo con la meritocracia

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Bibiana Belsasso
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Donald Trump dice barbaridades, pero cuando habla de la educación académica en Estados Unidos en algunos puntos tiene toda la razón. Hoy, las prioridades en las escuelas están enfocadas principalmente en temas más de inclusión de minorías que en estimular un mejor nivel educativo.

Está muy bien que las minorías tengan acceso a una buena educación, pero se está dejando fuera a muchos estudiantes que académicamente destacan por estar mejor preparados, por tener calificaciones más altas y por tener una hoja de vida de actividades extracurriculares como el deporte, que hace unos años eran muy valorados.

Trump ataca aquellas escuelas que aplican la llamada “discriminación positiva” en las universidades de prestigio, como Yale, o escuelas estatales, como ocurre en California y Carolina del Norte, donde la raza siga usándose como un factor para la selección de nuevos estudiantes.

Estados Unidos concentra entre los egresados de sus universidades el mayor número de premios Nobel, pero actualmente el sistema educativo va en decadencia.

Las matriculaciones han descendido en 1.4 millones desde que comenzó la pandemia. La mayoría de los estadounidenses consideran ahora que un título universitario es una inversión cuestionable.

Lo que sucede entre otras cosas es que las universidades privadas en Estados Unidos son muy caras, una gran cantidad de estudiantes piden créditos financieros para poder pagar sus estudios, y una vez que concluyen, con los trabajos que consiguen, sus sueldos no les alcanzan ni para pagar los préstamos financieros.

Ha sido tal el problema para muchos estudiantes, que el presidente Joe Biden ha anunciado un programa de condonación de créditos para ciertos casos, que aún tiene que aprobarse en la Corte Suprema de Estados Unidos.

Expertos en educación aseguran que se deben de retomar puntos clave para subir el nivel educativo: que los estudiantes avancen por sus propios méritos, lo que llamamos meritocracia, que haya libertad de expresión, que se les dé apoyo a los estudiantes destacados.

Hace muchos años que no sucedía, pero hoy en Estados Unidos en algunos lugares se está coartando la libertad de expresión.

Según datos de la Fundación para los Derechos y la Expresión Individuales, se calcula que entre 2014 y 2022 se produjeron 877 intentos de castigar a académicos por la expresión de ideas protegidas por la Primera Enmienda.

Y es que el nivel de preparación también ha caído en educación media y superior a ambos lados de la frontera.

Y es que también en México el nivel de preparación de los alumnos ha caído dramáticamente.

Los más recientes resultados del Informe PISA 2022 han encendido las alarmas a nivel mundial, y eso incluye a Estados Unidos, donde sus puntuaciones de habilidad en alumnos entre 15 y 16 años cayeron.

Las matemáticas, la comprensión de lectura y las ciencias son rubros que se miden en la prueba PISA y en la que México el nivel también cayó muchísimo.

Un análisis realizado sobre la educación básica en México denominado “Recuperar la esperanza en la educación” revela que existe un decremento de más de un millón 300 mil alumnos en la matrícula escolar 2022-2023, en comparación con la matrícula 2018-2019 de los niveles preescolar, primaria y secundaria juntos.

Preocupa más la inclusión

Partidarios de un joven afroamericano que acusa discriminación escolar a causa de su peinado, protestan el pasado 21 de febrero en Baytown, Texas.
Partidarios de un joven afroamericano que acusa discriminación escolar a causa de su peinado, protestan el pasado 21 de febrero en Baytown, Texas.Foto: AP

Pero no sólo eso, una cosa es el número de estudiantes que no están matriculados, que bajó a un millón 300 mil, y otro tema son los estudiantes matriculados que no van a la escuela.

En México, poco más de seis millones de estudiantes no acuden a la escuela a pesar de estar inscritos. Son varios los motivos, algunos se han inscrito para recibir apoyos sociales, pero ya están incorporados al mercado infantil laboral y no van a la escuela. En otros lugares, los centros de estudios les quedan muy lejos, y hay una tercera causa, y es que, por la violencia en territorio mexicano, los estudiantes no se pueden desplazar.

A todo esto, hay que sumar que la desigualdad para los estudiantes mexicanos es enorme. En algunos estados, por ejemplo, en los del norte del país, se tienen más posibilidades, pero en la sierra y en estados como Oaxaca o Chiapas, las escuelas no tienen ni baños o agua potable, ya sería mucho pedir conectividad a Internet.

El estudio “Recuperar la esperanza en la educación” reitera lo que la prueba PISA 2022 mostró, que estudiantes de 15 y 16 años de nuestro país tienen resultados peores que en 2018, la evaluación previa.

En matemáticas el 66% de los estudiantes mostró un bajo rendimiento, casi ningún estudiante mexicano fue considerado con un alto rendimiento en este rubro, mientras que en ciencias el 51% y en comprensión lectora el 47 por ciento.

Estos resultados revirtieron las ganancias observadas entre 2003 y 2009, y nos hizo regresar a los malos niveles vistos en 2006.

Y lo más grave es que muy probablemente en las siguientes evaluaciones, los estudiantes mexicanos salgan con todavía un menor rendimiento.

Los nuevos libros de texto gratuitos están hechos con un menor nivel de lectoescritura y matemáticas, y le dan más peso a los trabajos de la comunidad.

Lo que se busca con estos libros es que los estudiantes tampoco trabajen conforme a sus méritos escolares.

En un mundo globalizado, donde los estudiantes, por ejemplo, en países asiáticos y europeos cada vez destacan más, en América se están perdiendo oportunidades para cambiarles para bien la vida a los alumnos.

En México hoy, cada día va a ser más difícil la movilidad social. Con este sistema educativo se abre aún más la brecha de la desigualdad.