Guillermo Hurtado

Día Mundial sin Alcohol

TEATRO DE SOMBRAS

Guillermo Hurtado *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Guillermo Hurtado
 *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.

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A las bebidas alcohólicas se las ama y se las odia. Es un placer —dígame usted, si no— beber una cerveza fría en una tarde calurosa o un caballito de tequila como aperitivo o una copa de buen vino durante una comida. Y qué decir de la alegría que nos inyectan las bebidas alcohólicas, de la maravillosa manera que tienen para elevar nuestro espíritu. El año pasado, la película danesa llamada Otra ronda ilustró la tesis de que un poco de alcohol en la sangre —para ser exactos, 0.05%— hace mejor nuestra existencia.

A pesar de todo lo anterior, las bebidas alcohólicas se han intentado desaparecer de la faz de la Tierra en más de una ocasión. Como se recordará, entre 1920 y 1933, nuestros vecinos del norte prohibieron la manufactura, transporte y venta de alcohol, aunque la venta ilegal jamás se suspendió. En el siglo pasado, otros países como Canadá, Hungría, Finlandia o Noruega también tuvieron, durante varios años, leyes secas. En la actualidad, hay prohibición de consumo de alcohol en no pocos países del mundo, sobre todo islámicos. Por ejemplo, Catar, que organizará el Campeonato Mundial de Futbol dentro de unos días, no permite a sus súbditos beber alcohol, aunque hay licencias para que los extranjeros lo consuman en locales especiales.

La Organización Mundial de la Salud ha decretado que cada 15 de noviembre sea el Día Mundial sin Alcohol. La OMS no pretende promover la prohibición de la venta de alcohol a nivel mundial, sino que su consumo sea menor y, sobre todo, más consciente de los peligros que acarrea. El alcoholismo es una terrible adicción que azota a millones de seres humanos y que mata a muchísimas personas cada año. Pero incluso quienes no son alcohólicos padecen muchos problemas por el consumo constante y exagerado de bebidas alcohólicas: desde accidentes de tránsito o violencia familiar, hasta enfermedades del hígado, el estómago y el corazón. A la OMS le preocupa, en especial, que los menores de edad y los más jóvenes no estén tan expuestos a los peligros que puede ocasionar el abuso del alcohol.

De acuerdo con datos del 2016, México se encuentra en el lugar 91 a nivel mundial de la lista de consumo de litros de alcohol por persona. Tal parece que no estamos tan mal, al menos, comparados con otros. En América Latina estamos por debajo de Uruguay, Argentina, Chile, Brasil y Paraguay. Lo que más se bebe en México es cerveza, se consumen menos licores fuertes —como tequila, ron o whisky— y muy poco vino. No obstante, no está de más insistir en que el consumo descontrolado del alcohol resulta nocivo tanto para los individuos, como para la comunidad en su conjunto. Para recordar que al alcohol tiene peligros, yo le propongo, estimado lector, que el día de hoy no lo bebamos.