Aniversarios en marzo

ENTRE COLEGAS

Horacio Vives Segl*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Horacio Vives Segl
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Vamos a dejar la vorágine de las campañas electorales y las celebraciones religiosas de la Semana Santa para que en esta ocasión, realice una remembranza de tres aniversarios de sucesos ciertamente muy significativos que ocurren en los días finales de marzo.

Empecemos en 1946. En pleno periodo posrevolucionario mexicano y al término de la Segunda Guerra Mundial, un grupo de personajes preocupados por el país y “liderados por Don Raúl Baillères con el propósito de hacer de la educación superior el motor del cambio industrial y económico de México”, funda hace 78 años, el 29 de marzo, a través de la Asociación Mexicana de Cultura, al entonces Instituto Tecnológico de México, hoy el ITAM.

Si bien la expansión y crecimiento de la institución ha sido benéfica y notoria, los objetivos siguen siendo consistentes: “Desde sus inicios, el ITAM se propuso formar profesionistas capaces de impulsar y generar, en los ámbitos económico, técnico y administrativo, un nuevo modelo de desarrollo para México”, según la página institucional. A casi ocho décadas de distancia, es innegable la impronta que en los sectores público, privado y social han dejado las distintas generaciones de profesionistas que egresan. Hoy, como entonces, la institución y su comunidad están llamadas a contribuir en su compromiso social con un México más libre, justo, próspero e incluyente, de cara a los enormes desafíos actuales, nacionales y globales.

Vayamos ahora a 1976, en Argentina. En plena Guerra Fría y tolerancia a rupturas democráticas y golpes de Estado en América Latina, da inicio el 24 de marzo la más cruenta de las dictaduras militares que el país austral —habituado desde 1930 a vuelcos pendulares entre débiles gobiernos democráticos interrumpidos por golpes de Estado— haya experimentado en su historia. El grado de brutalidad con la que irrumpieron las juntas militares hace 48 años, no tiene precedente en el país y en la región. La masividad de las víctimas de todo tipo de violaciones a derechos humanos —secuestro, tortura, asesinatos sumarios y los infamemente célebres “vuelos de la muerte”— diero lugar a la creación de la figura de “detenidos desaparecidos”. Un lacerante recordatorio de lo que —citando al documento elaborado por la comisión respectiva para la investigación de crímenes por derechos humanos—, “Nunca Más” se repita semejante horror y se tenga una memoria activa y conciencia actual de lo que aquello significó.

A casi cinco décadas del término de esa traumática experiencia y del retorno a la democracia en Argentina, es evidente que hay una multiplicidad de desafíos por resolver —básicamente causadas por los horrores y errores del populismo kirchnerista de los últimos 20 años—. En todo caso, siempre la democracia liberal es la mejor respuesta para enfrentarlos.

Finalmente, y de vuelta a nuestro país, revisemos 1994. A tres décadas del “año en que vivimos en peligro”, es importante repasar los acontecimientos de aquel año y que marcaron un punto de inflexión en nuestra política contemporánea.

En el arranque del año, simultáneo a la entrada en vigor del primer tratado de libre comercio para Norteamérica, se dio el estallido de una revuelta social protagonizada por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Después, justo por estas fechas, el 23 de marzo, vendría el asesinato en Tijuana de Luis Donaldo Colosio, un hito en la historia electoral y política del país.