Horacio Vives Segl

Balance 2021: lo internacional

ENTRE COLEGAS

Horacio Vives Segl *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Horacio Vives Segl 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Concluyo el balance iniciado la semana pasada sobre lo más relevante ocurrido en 2021. En esta entrega, lo internacional.

Sin duda, el acontecimiento global más importante siguió siendo la pandemia de Covid-19. A pesar de los avances —marcadamente desiguales— en la vacunación mundial y del reciente aval a nuevos medicamentos, las variantes Delta y Ómicron siguieron manteniendo ocupado al mundo. Van documentados 290 millones de contagios y 5.4 millones de defunciones. La esperanza está en que la OMS ha declarado que este 2022 es el año en que se superará y en el que habremos de aprender a vivir con el virus, como otra más de las tantas enfermedades con que la humanidad lidia cotidianamente, pero ya sin el peligro de ser una pandemia en desarrollo.

La migración fue también un tema de la mayor relevancia en distintas regiones del mundo. A la tradicional ola migrante de países africanos y de Medio Oriente, de algunos otros asiáticos y del Triángulo Norte de Centroamérica, se sumaron los casos de Afganistán, Bielorrusia, Haití y Venezuela, lo que implicó nuevos desafíos de inclusión para Estados Unidos y México, así como para muchos países europeos, particularmente Polonia.

EU inició 2021 con el asalto al Capitolio —del que mañana se cumple un año— y el esperado fin de la infausta era Trump. Joe Biden y Kamala Harris asumieron sus cargos y el liderazgo interno para afrontar responsablemente la pandemia y reactivar el papel de EU en el mundo, aunque ciertamente Biden pagó algunos costos en popularidad, sobre todo al cumplir acuerdos previos relativos a la retirada militar de Afganistán, ahora asolado nuevamente por el régimen talibán. Nuevas tensiones con China y Rusia —por renovados conflictos relacionados con Taiwán y Ucrania, respectivamente— han definido la agenda geopolítica estadounidense hacia el cierre del año.

En América se celebraron en el año muchas elecciones importantes. Justin Trudeau fue confirmado como jefe de gobierno de Canadá para un nuevo periodo; en Ecuador hubo alternancia, con Guillermo Lasso; Perú y Chile definieron en segunda vuelta presidencial —con vuelcos— a particulares populistas de izquierda: Pedro Castillo y Gabriel Boric, respectivamente; Chile, además, votó por un nuevo proceso constituyente, con el mandato de erradicar los enclaves remanentes del pinochetismo; Honduras eligió por primera vez una presidenta: Xiomara Castro; el peronismo kirchnerista sufrió un duro revés en Argentina; y en simulaciones electorales, los sátrapas de Nicaragua y Venezuela consolidaron sus respectivas autocracias. En Haití ocurrió un magnicidio: el asesinato del presidente Jovenel Moïse, mientras Cuba vivió el ciclo de protestas políticas y sociales más importantes en seis décadas.

Líderes y activistas del mundo se reunieron en Glasgow para la cumbre sobre cambio climático COP-26. Fallecieron Felipe de Edimburgo y Desmond Tutu. Terminó la era Merkel en Alemania —y su liderazgo se extraña, y mucho—; Israel y Japón cambiaron de primer ministro. Sudán tuvo golpe de Estado.

Por último, tras haber sido pospuestos por un año, y con la amenaza en vilo de la cancelación definitiva en la víspera, finalmente tuvieron lugar los espléndidos Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio 2020, donde Tom Daley conquistó al mundo y Simone Biles puso la lupa respecto a la salud mental en el deporte de alto rendimiento.

Sólo me resta desearle al público lector un estupendo año 2022, con los mejores deseos de salud y prosperidad.