Leonardo Núñez González

La segunda vuelta en Colombia y el poder de TikTok

EL ESPEJO

Leonardo Núñez González*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Leonardo Núñez González
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Algo extraño está pasando en la política colombiana. Uno de los dos candidatos que se enfrentará en la segunda vuelta electoral el próximo 19 de junio, Rodolfo Hernández, no ha realizado un solo mitin masivo, se ha negado a participar en los debates presidenciales y, sin un plan claro de gobierno, más allá de promesas populares vagas y frases vacías, ha pasado de la irrelevancia a tener grandes probabilidades de convertirse en presidente. ¿Cómo ha sido esto posible?

Hay múltiples factores a considerar, pero uno de los más importantes puede apreciarse al saber cuál es uno de los nombres con los que se conoce a Hernández: “el viejito de TikTok”.

Para las generaciones mayores, TikTok puede parecer un espacio de irrelevancia política y contenido superfluo para jóvenes buscando distraerse con cualquier tontería. Pero una vez que se entiende con seriedad el potencial de su algoritmo, junto con la gran popularidad que goza la red social, aparece como una herramienta cuyas consecuencias políticas apenas estamos comenzando a dimensionar.

La clave de la campaña de Hernández se basa en repetir y potenciar su imagen como alguien que no forma parte de ningún grupo político, que no depende económicamente de nadie más que de él y que es cercano a la gente y sus seguidores. Antes de ser candidato presidencial, su única experiencia política fue en 2015, cuando decidió postularse y financiar su propia campaña a la alcaldía de Bucaramanga, un municipio al oriente de Colombia de poco más de medio millón de habitantes. Esto fue posible debido a que el ingeniero, como también se le conoce, se hizo millonario con sus empresas constructoras e inmobiliarias.

Los videos que difunde en su cuenta @ingrodolfohernandez, que tiene más de 500 mil seguidores y más de 4 millones de “me gusta”, rápidamente se viralizan entre la población común y corriente de Colombia, que se siente identificada con los mensajes contra la clase política que lanza constantemente Hernández. Desde taxistas hasta oficinistas, pasando por muchos habitantes de colonias populares, disfrutan y comparten los videos del “viejito de TikTok”, cuyos mensajes breves y sencillos también se difunden a través de grupos locales de WhatsApp administrados por seguidores del candidato. Mediante TikTok, Hernández ha logrado seducir a una población que está harta de la clase política tradicional y de la gestión de Iván Duque.

Este hartazgo puede verse también en la llegada a la segunda vuelta de Gustavo Petro, un antiguo guerrillero, economista y político que podría convertirse en el primer presidente de izquierda de Colombia. Petro y Hernández representan una ruptura con los partidos tradicionales que mantenían el control de la política colombiana, pero la gran desventaja para Petro es que la campaña de Hernández lo presenta como una persona aún más distante de la clase política y más cercana a la gente, por lo que podría capitalizar el hartazgo que los colombianos acumulan en contra de un sistema que, a pesar de haber tenido en los últimos años un crecimiento económico 4 veces superior al mexicano, hoy es el segundo país más desigual de la región. La segunda vuelta nos dejará muchas lecciones que tendremos que estudiar, pues la arena electoral hoy se juega con nuevas reglas.