Mauricio Leyva

Ulises criollo

FRONTERA DE PALABRAS

Mauricio Leyva*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Mauricio Leyva
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

La cultura engendra progreso y sin ella no cabe exigir de los pueblos ninguna conducta moral.

José Vasconcelos

Parte importante de la conciencia pública y del proyecto educativo de la nación, puede conocerse a través de Ulises criollo, la biografía de José Vasconcelos que retrata la visión de un hombre formador de instituciones y de doctrinas poderosas las cuales, por medio de su valiosa obra literaria, nos permiten conocer la vida de quien fuera uno de los intelectuales de mayor peso en el siglo pasado.

El maestro José Vasconcelos tenía un conocimiento profundo de la diversidad mexicana y fue participante activo en el movimiento de la Revolución Mexicana; apoyó a Francisco I. Madero y posteriormente respaldó el Plan de Agua Prieta de Álvaro Obregón. Los servicios a nuestro país dan cuenta de que asumió la dirección de la Escuela Nacional Preparatoria y que fue nombrado rector de la entonces llamada Universidad Nacional de México (actualmente UNAM) para después, de 1921 a 1924, ser designado secretario de Instrucción Pública siendo uno de los más descollantes al frente de esta dependencia y Ulises Criollo, destaca por su configuración testimonial.

El título de la obra inscribe en sí mismo, la visión social de lo que algunos expertos han denominado “la defensa de la ideología latinoamericana”, porque si bien es cierto, en ello da cuenta de su biografía, resulta inseparable de su historia de vida el impacto de ésta respecto a la implementación de políticas educativas incluyentes que se da ya cuando le corresponde ejercer su vocación, con visión clara del indigenismo mexicano y sobre todo de la función de las instituciones públicas como la de Instrucción Pública que debía articular y cohesionar la riqueza cultural, intelectual y artística del país para propiciar un elevado crecimiento educativo.

Las creencias religiosas de su juventud resultan también una importante revelación de lo que sería su compromiso con la educación laica: A los viejos jacobinos les quedaba tal o cual puesto en la judicatura, ninguno casi en la enseñanza. Se sentían, pues, despojados y traicionados en la doctrina, y más que al cura ya reducido a impotencia, odiaban los agnósticos y evolucionistas posesionados de la situación. El Dios abstracto de los jacobinos, Supremo Arquitecto Masónico, estaba suplantado por el Becerro de Oro de los negociantes, partidarios de la sumisión a la realidad. Además, las dos influencias reconocidas de nuestra época, Justo Sierra, tolerante y culto y al final de sus días casi converso, y Pallares, irónico y escéptico, pero de confesión católica, no eran para mantener vivo el “fuego sagrado” del juarismo.

El libro Ulises criollo abarca un periodo importante en la existencia de José Vasconcelos y aunque presenta reflexiones nostálgicas, no por ello pierde el brío de la lucha: Sin embargo, en aquellos tiempos yo me sentía revolucionario, creía que podían consumarse reformas civilizadas y siglo veinte con girondinos y aun con Robespierres. Me indignaba de la miseria pública; disertaba contra los hacendados que compran palacios en París y dejan descalzos a sus labradores.

Ulises criollo es una de las obras fundamentales para comprender el pensamiento político y social de uno de los hombres indispensables de México, al leerlo es difícil no reconocer la vigencia de sus postulados y la legítima preocupación por un país que parece estar atrapado en aquellas manos del Vasconcelos revolucionario.