Mónica Argamasilla

La literatura y las mujeres

LAS LECTURAS

Mónica Argamasilla*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Mónica Argamasilla
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Mucho se ha hablado de si existe una literatura escrita especialmente para mujeres y yo tiendo a pensar que no, que la literatura como el arte, es universal, no tiene un sexo receptor. Lo que sí sucede es que se escriben historias que interesen más a un público femenino o masculino, pero eso es cuestión de tema o de gustos.

Yo leo historias escritas por mujeres igual que leo novelas escritas por hombres. Nunca elijo una lectura por el género del autor, pero lo que es innegable es que lo que ha cambiado es la forma en que las mujeres interactúan en la literatura, hablando tanto de autoras, lectoras o hasta en los mismos personajes femeninos.

Hace siglos, el papel en los personajes femeninos era meramente un accesorio, a veces incluso una mera referencia que giraba alrededor de los personajes masculinos.

Actualmente, los movimientos que afectan al mundo se reflejan en el arte; la mujer alza la voz y es escuchada. Aparecen autoras que antes habrían usado un seudónimo masculino para poder publicar, ahora aparecen con sus propios nombres y comienzan a ser leídas. No olvidemos que Agatha Christie es la autora más leída en el mundo después de William Shakespeare.

Pero los logros de las mujeres también se han alcanzado en el protagonismo de las novelas. Mujeres fuertes, mujeres independientes, mujeres dignas de ser heroínas ocupan el protagonismo de historias que nos inspiran. Incluso, historias que ya nos habían contado, ahora lo hacen desde el punto de vista de las mujeres. La novela histórica, por ejemplo, ha retomado momentos clave con un punto de vista fresco, el ojo de la mujer y el papel que ellas jugaron en los cambios históricos. Este año leí maravillosas novelas acerca de la Conquista, la Revolución francesa, la Segunda Guerra Mundial o incluso la guerra de Troya, narradas desde el punto de vista de la mujer, lo que agrega perspectiva, y sobre todo una visión de 360 grados acerca de los eventos históricos. Siempre se ha creído que las mujeres eran meras espectadoras en momentos de guerra, pero no fue así, de hecho, los movimientos feministas siempre se aceleran después de grandes cambios históricos. Durante la Primera Guerra Mundial, las mujeres en Europa ocuparon puestos de trabajo que los hombres al frente habían dejado vacantes. Cuando la guerra terminó, esas mujeres no quisieron regresar a sus vidas anteriores y pidieron cambios como igualdad en puestos de trabajo o el voto femenino.

Me parece que la literatura ha empezado a hacer justicia al poder femenino. Las mujeres sólo eran importantes en las historias de amor, pero nunca brillaban con una luz propia. Hoy tenemos historias que tratan la problemática de la mujer, escrita tanto por hombres como por mujeres. Incluso las tramas giran en torno a temas que antes eran tabú, como el rechazo al rol tradicional de esposa y madre. Nuestras protagonistas se atreven a desafiar “ese rol”, hablando de mujeres que no buscan casarse como una meta, que deciden realizarse profesionalmente e incluso se niegan a asumir el rol de madres. El cuestionamiento que redefine qué es una mujer, es uno de los temas que se abarca en la novela actual.

La maravilla es que ahora los personajes femeninos tienen una voz propia. Existen, anhelan, viven, gozan y sufren a la par de los personajes masculinos. Se han hecho visibles y eso ofrece más alternativas a la hora que el escritor va dando vida a los personajes en una historia y, por supuesto, eso lo agradece especialmente el lector.

Por eso quiero que este mes celebramos que la literatura ha sido uno de los tantos medios donde la mujer encontró una voz que no se puede callar, contando historias que merecen ser contadas y ser leídas tanto por hombres como por mujeres.