Mal de muchos…

La democracia en el mundo no pasa por buen momento. Desde 2017, IDEA internacional publica anualmente su Estado Global de la Democracia (EGD). En la última entrega (2023), cada región en el mundo ha presentado por lo menos declive en un indicador de desempeño democrático entre los que se encuentran ejercicio de libertades, Estado de derecho y representación ciudadana. Éste es el sexto año consecutivo en donde los países a estudio han presentado más declives que mejoras.

En la región americana se observa un retroceso en general. El estudio destaca dos temas. La militarización y los “estados de excepción” para atender problemas de seguridad (Chile, Ecuador, El Salvador, México y Perú), con el consecuente efecto negativo en el ejercicio de derechos ciudadanos y el Estado de derecho. Se observa degradación en la libertad de prensa, de expresión y de asociación en la región.

Para este año, el EGD hace énfasis en la distinción entre el balance de poder tradicional —entendida como la distribución del poder estatal entre Ejecutivo, Legislativo y Judicial— y el de las instituciones “compensatorias” —diseñadas para equilibrar el poder estatal y el que ejerce la ciudadanía. Entre éstas se encuentran los órganos autónomos, órganos electorales, sociedad civil, periodismo de investigación, etcétera.

Las amenazas a estas instituciones son, para IDEA, las primeras señales de ataque a la integridad electoral, pudiendo tomar la forma de coerción institucionalizada o captura estatal entre otras. En el caso mexicano, el estudio señala como ejemplos el malogrado Plan B en materia electoral y la pretensión de adscribir la seguridad pública a las fuerzas armadas.

En México el equilibrio del poder del Estado es frágil. La sumisión de la mayoría gubernamental en el Legislativo es evidente. No sólo por la renuncia a cumplir con su mandato de analizar, discutir y consensuar las distintas iniciativas atendiendo a la pluralidad de la sociedad, sino por la autoimpuesta convicción de “no moverle una coma” a las iniciativas del Ejecutivo. Por su parte, el Ejecutivo busca someter al Poder Judicial vía el Legislativo. La aprobación del presupuesto para 2024, aunado a la supresión de fideicomisos al interior del Judicial, son dos señales inequívocas de este intento.

El estudio asemeja a las instituciones compensatorias con el sistema de cambios de velocidad de una bicicleta. Dependiendo si se está en una recta o una subida, se ajustan los piñones y el desviador para eficientar la potencia producida. Así, dependiendo del terreno, es necesario el protagonismo mayor o menor de las instituciones estatales y “compensatorias” para avanzar en la democracia. Las rutas ciclistas suelen nombrarse para mejor describir la dificultad del terreno a cubrir. Parecería que los próximos meses México se enfrentará a la “quebrantahuesos” electoral, por lo que se requiere la activación a tope de cada piñón democrático frente a la cuesta autoritaria.