Horacio Villalobos, confesiones con orgullo…

Horacio Villalobos, confesiones con orgullo…
Por:
  • monica-garza

En algún lugar de la capital chilanga, llegó al mundo con un corazón normal el 8 de noviembre de 1970. Hijo de un abogado de rancio abolengo y nieto de un exprocurador de justicia, Horacio Villalobos creció rodeado de políticos, en una solemnidad —además religiosa— que todavía se le escapa de pronto, aunque se esmere en ocultarla.

A lo largo de los años, y sin intención —según dice—, una vez fuera del clóset se convirtió en referente y líder de la comunidad LGBT en los medios, por hacer de cada uno de sus proyectos una ventana natural a la diversidad.

El periodista es referente y líder de la comunidad LGBT en los medios; sus proyectos son una ventana natural a la diversidad.

Es un comunicador que ha levantado conciencias entre millones que encienden la televisión para verlo, o el radio para escucharlo, y entre los que han llenado los teatros para aplaudirle como actor y productor, por más que la censura se esmere en impedirlo.

Horacio Villalobos es una voz de colores, polémica y necesaria, que no pierde el tiempo en nostalgias estériles, pero tampoco olvida las rejas del silencio en el que alguna vez vivió… Aquí la charla:

M: ¿Cómo es ser un comunicador abiertamente gay en México?

H: A veces fácil, a veces difícil. Yo hasta que hice una gira con la obra de teatro Un corazón normal, me di cuenta que había una gran homofobia en este país. Lo más curioso es que era una obra ganadora del Pulitzer y del premio Tony, pero aquí pasó lo que ocurría en la historia, que las autoridades querían prohibir que diéramos su mensaje.

"Yo nunca me había sentido un ciudadano de segunda, hasta que fui a Monterrey a presentar Un corazón normal. Los políticos que se opusieron confabulados con los de 'la vela perpetua', no daban la cara porque ya era políticamente incorrecto ser homófobo”

Yo nunca me había sentido un ciudadano de segunda, hasta que fui a Monterrey a presentar Un corazón normal. Los políticos que se opusieron confabulados con los de “la vela perpetua”, no daban la cara porque ya era políticamente incorrecto ser homófobo. Fue espeluznante y a la vez maravilloso, porque el público respondió increíble, pero claro, es una sociedad —como todas las sociedades—  que está dividida.

M: ¿Cómo has vivido la transición hacia un México de derechos para la comunidad LGBTTI?

H: México es todavía un país muy homófobo, lo percibo en las redes sociales. Cuando me quieren atacar lo primero que me dicen es “homosexual, puto, joto”. Gran parte de la población sigue pensando que es fácil utilizar esas palabras y que son muy útiles para agredir a una persona que es abiertamente homosexual.

Cuando yo entré en la televisión (1990) —ser homófobo— era el derecho de un derecho. Yo entré muy joven y estaba viviendo —como le pasa a muchos hombres y mujeres— “en el clóset”; viviendo una vida pública y otra vida romántica. Es un periodo de transición. Y cuando me fui a estudiar fuera de México, ahí me di cuenta que las cosas no eran como me decían los curas con los que yo estudiaba, ni el mensaje familiar y social que yo recibía: ser homosexual era estar mal y ser un enfermo.

Empecé a leer, a estudiar teatro, y comencé a quererme a mí mismo, después de pasar por una depresión muy profunda, antes de cumplir los 30 años.

M: ¿Cómo saliste del clóset?, en tu casa, con tus padres…

H: Mi papá murió cuando yo era adolescente. Yo creo que él lo sabía, pero nunca lo platicamos. Yo no entiendo ¿por qué esa costumbre de tener que avisarle a la familia que eres homosexual? Yo no veo a los heterosexuales diciendo: papá, mamá, quiero avisarles que soy heterosexual…

Un día se lo dije a mi madre y estuvo todo muy bien. Yo crecí en un hogar con mucho amor. Eso de “hablarlo” creo que es algo que necesitamos los gays, porque los padres yo creo que siempre lo saben, conocen perfectamente bien a sus hijos. La gente eso lo tendría que decir sólo con quien se va a acostar, pero nada más.

"La depresión y los ataques de pánico eran porque había algo muy fuerte que quería salir. Una verdad que necesitaba salir. Hoy agradezco mucho esa depresión y esos ataques de pánico, porque gracias a eso inventé Desde Gayola, que fue mi exorcismo y fue un exitazo”

M: ¿Le tuviste mucho miedo al rechazo?

H: Obviamente, porque crecí con el mensaje de que ser maricón era una ofensa, los oía decir “eres un joto”, no a mí, pero crecí escuchándolo como una ofensa. Yo estudié en escuelas religiosas de puros hombres, y ahí es la ley de la selva y tienes que aprender a defenderte. Siempre hay una discriminación pasiva, se siente, por eso te apenas, por eso no sales del clóset, por eso te metes en tu ostra. Y claro, fue tanto que mi espíritu no lo aguantó.

M: ¿Ahí es cuando caes en la depresión que recuerdas como la más severa de tu vida?

H: Caigo en esa depresión a finales de la década de mis veintes. Yo ya había tenido novios y demás, pero lo mantenía en muy bajo perfil. Nunca fui mentiroso, pero digamos que tenía una vida pública y otra privada, discreta. Me vino una depresión con ataques de pánico porque terminé con un novio, y mi primera terapeuta me permitió ver que lo del novio era sólo la punta del iceberg. Lo que había detrás era lo realmente importante. Y eso lo traté con un psiquiatra que fue quien me salvó.

La depresión y los ataques de pánico eran porque había algo muy fuerte que quería salir. Una verdad que necesitaba salir. Hoy agradezco mucho esa depresión y esos ataques de pánico, porque gracias a eso inventé Desde Gayola, que fue mi exorcismo y fue un exitazo.

[caption id="attachment_950662" align="alignnone" width="696"] El elenco de Desde Gayola[/caption]

Los personajes que creamos ahí, eran personajes que marcaban los problemas de nuestra sociedad mexicana, en un país también sojuzgado por la Iglesia católica.

"México es todavía un país muy homófobo, lo percibo en las redes sociales. Cuando me quieren atacar lo primero que me dicen es “homosexual, puto, joto”. Gran parte de la población sigue pensando que es fácil utilizar esas palabras y que son muy útiles para agredir a una persona que es abiertamente homosexual”

La Charla Eclesiástica, donde Javier Yepez (qepd) hacía a Mamamela y yo hacía a Norberto Rivera Melo que era ¡una fuertéz! porque yo salía con la cara del demonio…

Hacíamos Las VIP´s que criticaban a las hijas del poder; hacíamos a Mirosnada donde Cristal —que es ciega— se prestaba para criticar el mundo de los ciegos y cómo los ven los que no lo son.

Ahí nació La Supermana (Daniel Vives) que era la superheroína travesti que salvaba a las mujeres. Se creó la Maniuis, que a diferencia de los personajes gay de cliché que aparecían en la televisión, éste era el mariconcito muy torcido al que siempre le iba de la chingada, y comenzó a representar a muchísimos gays que viven de esta manera.

Así comenzaron a surgir estos personajes que inconscientemente —y luego conscientemente— le fueron dando voz a millones de personas que no la tenían.

Nota: Desde Gayola nació en 2002 en la señal de Telehit de Televisa. Transmitió 400 capítulos al largo de más de 4 años y medio. 60 países replicaron el contenido sin censura. Su elenco integrado por actores y actrices, brilló en el show de cabaret que recorrió los más importantes centros de espectáculos de toda la república mexicana, con sus diferentes adaptaciones, Desde Gayola: El Show (2002), Había una vez Desde Gayola (2003), Desde Gayola presenta Telebasura (2007).

M: Siempre has sido un apasionado del teatro, sin embargo, estudiaste leyes, ¿por qué?

H: Un poco por imposición paterna y porque no me gustaban las matemáticas. Y es que el mensaje sutil de mi papá era: los artistas son gays y perdedores. Mi papá pensaba que el mundo del espectáculo era depravación y que además me iba a ir mal económicamente.

A pesar de eso yo desde niño me revelé y tomé clases de teatro con José Luis Ibáñez, iba al CADAC y logré que me mandaran a estudiar a Inglaterra. Cuando regresé mi papá ya estaba muy enfermo. Entré a la UNAM a estudiar derecho y terminé la carrera poco antes de que mi papá muriera. Fue hasta entonces que hice mi primer casting para televisión y me quedé en la Gaceta Cultural del canal 9 en Televisa.

Nota: Horacio se convirtió en una de las estrellas del canal de videos Telehit donde inició con Malas lenguas, para después tener por 10 años Válvula de escape y el emblemático Desde Gayola. Nocturninos ha sido otro de sus espacios más populares. Ha participado como juez en diversos reality shows para televisión. En radio su voz destacó en La Taquilla y Dispara Margot Dispara, su último espacio en ese medio.

M: El teatro que produces ¿es un teatro activista?, porque siempre toca los derechos de la comunidad LGBTTTI…

H: Creo que si eres homosexual te va a sensibilizar el tema (ríe). Pero yo los textos que pongo son los que me gustan. Yo monto lo que a mí me produce un sentido y me volví activista sin querer. Yo antes veía a los activistas y pensaba: “mira que valientes para defender esto contra viento y marea”. Yo nunca me consideré un activista.

Pero cuando estaba en Monterrey, junto a Pilar Boliver, en una conferencia de prensa en una plaza donde estábamos siendo acusados de “promover la homosexualidad” con Un corazón normal, (porque el póster de la obra eran dos hombres frente a frente a punto de besarse), y yo les dije: “Oigan, yo crecí con publicidades de parejas besándose ¡¡ y yo nunca me contagié de heterosexualidad !!…”. Ahí me di cuenta que me estaba volviendo un activista …

En mis programas y en mis foros siempre hay un espacio para dar trabajo, visibilizar y ayudar a personas de la comunidad. Sin embargo, sigo sin considerarme un activista en el estricto sentido. Un corazón normal y Los chicos de la banda —que voy a montar próximamente—  son las obras emblemáticas de la lucha de los derechos de los homosexuales, esta última fue la primera que se escribió en el mundo con esta temática, en 1968.

La estoy trabajando con Pilar Boliver y es una cosa magistral, que comienza siendo una comedia y termina en un drama, que habla sobre el dolor del ser humano cuando es segregado, cuando tiene que vivir en la oscuridad, cuando un ser humano no puede vivir su forma de amar plenamente. Es mi siguiente proyecto en el teatro.

Hoy estoy plenamente realizado porque tengo una madurez como comunicador, la gente me odia o me adora, pero no les soy indiferente…

M: Es que eres así de extremo con todo en tu vida, pasional, sin medias tintas…

H: ¡Sí!  soy radical, pero tomo posturas. Quizá tiene que ver con mi formación y con ser homosexual. Además, el ser activista te vuelve radical, porque no hay otra manera, hay puntos que no se negocian. Independientemente de tu preferencia sexual o tu identidad de género, todos somos iguales, y eso no se negocia. Los derechos no se negocian.

Nota: Desde hace 9 años conduce en ADN40 Farándula 40, un espacio alternativo de análisis y crítica de cultura y espectáculos; también comparte el espacio La de Ocho para la barra de opinión con los periodistas Eduardo Ruiz Heally y Lourdes Mendoza.