La CNDH que queremos o que quieren

La CNDH que queremos o que quieren
Por:
  • jacqueline tapia

Así se lee en el segundo párrafo de la misiva que Luis Raúl González Pérez, ombudsperson de la CNDH, nos manda a la ciudadanía, y a la que tituló La CNDH, al final de la ruta: “La única manera de defender los derechos humanos es con el ejercicio objetivo y responsable de la independencia de gestión, sin confundirse con otro tipo de aspiraciones personales, grupales, políticas o económicas. Quien sirve en la CNDH debe servir a México y a su gente, no a gobiernos ni autoridades”.

Hace unos días se cerró la convocatoria para que las personas que así lo desearon se postularan para la presidencia de la CNDH. La lista se compone de 57 nombres, con una apabullante postulación de hombres. Reflexión que no puedo pasar por alto y que no deja de ser muy significativa, por lo que ha representado el papel de las mujeres en nuestro país y las importantes movilizaciones que se han dado.

Será al Senado de la República al que le tocará, después de un proceso de validación de documentos y de entrevistas, elegir a la persona que ocupará la CNDH por los próximos cinco años, en una situación por demás crítica, pues habrá que recordar que el Presidente de la República, por primera vez en 25 años (mismo tiempo que lleva de existencia la institución), no recibió personalmente el informe de la situación de los derechos humanos en el país. Mensaje que no es menor, ya que son los grupos en situación de vulnerabilidad los que principalmente viven la violación de sus derechos humanos.

Pero el asunto no ha quedado ahí; son conocidos los enfrentamientos entre éstos, y no es que no se deban o puedan existir; es más, yo diría que es parte de la naturaleza de coexistir, en donde el Estado es el garante de los derechos humanos y las comisiones, de señalar la ausencia de esta garantía e incluso violación de los mismos. Pero lo que hemos visto parece más el reproche a una institución por el ejercicio de su autonomía y por cuestionar el quehacer del Gobierno y que revira, con desacreditaciones para sus recomendaciones e investigaciones.

Nada alentador, porque ya de por sí venimos de escenarios en donde todos los días las y los defensores de derechos humanos ven en riesgo su integridad, y luego una institución a la que pareciera se busca debilitar y a la que ya se le castigó presupuestariamente; entonces, el reto de las y los senadores será elegir a alguien que dé certeza de la autonomía y de mantener a la CNDH con un mandato  como el que ahora le confiere la Constitución.

El proceso, como todos los de elección, debe garantizar trasparencia, para lo cual ya organizaciones de la sociedad civil están observando lo que ahí suceda, como lo hace el Observatorio Ciudadano, impulsado por Fundar, Centro de Análisis e Investigación México y Article 19mex,  a través de Designación; y es que en este proceso todas y todos nos debemos involucrar para garantizar que “quien sirve en la CNDH debe servir a México y a su gente, no a gobiernos ni autoridades”.