En el día tras día (30) (Los científicos que tienen otros datos)

En el día tras día (30) (Los científicos que tienen otros datos)
Por:
  • javier_solorzano_zinser

Suponemos que las autoridades tienen claro que estamos atenidos a todo lo que nos dicen. Seguimos en la disyuntiva de entre salir y no salir e independientemente de ello asumimos que lo que nos dicen es “la verdad” y es lo que se debe de hacer.

Lo que genera dudas es el inquietante tema de las mediciones de sospechosos, contagiados y personas fallecidas. No hay día en que no se den a conocer cifras y metodologías diferentes que llevan a escenarios diferentes de los que la autoridad presenta.

Ver a quienes presentan datos distintos que cuestionan los modelos de medición del Gobierno, como si fuera parte de una campaña de desprestigio, parece más un mecanismo de defensa que asumir una intención de debatir sobre el tema al cual los científicos, suponemos que es el caso de López-Gatell, están acostumbrados, es parte medular de lo que define la esencia y principios de su trabajo.

Confunde la falta de atención a científicos que ven las cosas de manera diferente. Da la impresión de que el Gobierno se está encerrando en sus cifras y teorías, al tiempo que pareciera fuera de lugar preguntarse qué tanto el afamado vocero tiene información precisa y qué tanto el Presidente lo pudiera llevar por los derroteros que quiere e impone.

Lo peor que puede pasar es que se entre en terrenos que busquen acomodar la información en función de las decisiones que se quieren tomar. La pandemia tiene su tiempo y el no respetarlo nos puede colocar bajo una crisis mucho mayor.

¿Realmente se está “aplanando” la multicitada curva o se está tratando de ir acomodando los escenarios para los objetivos que quiere el Gobierno?

La pregunta no tiene otro objetivo que revisar una afirmación que parece audaz y hasta aventurada, tomando como referente la información cotidiana y lo que ha venido pasando en otros países, a lo que se suma lo que la OPS expresó ayer en el sentido de que la transmisión del Covid-19 en México es “aún muy alta”.

Vendría bien invitar a científicos que han planteado críticas al modelo de medición para que se debatiera si los mecanismos que se están instrumentando son los correctos o merecen rectificaciones.

La razón es múltiple, pero la más importante es que la información que cotidianamente se difunde es la que usa el Gobierno para instrumentar sus estrategias. El que sea un número u otro de personas afectadas es lo que lleva al diseño y desarrollo de la atención a los sospechosos, contagiados, fallecidos y a la población en general.

Todos estamos en medio de urgencias y seguramente el Gobierno podría estar muy presionado, aunque sea discreto y prudente. Sin embargo, las prisas y el hecho de que se planteen varios diagnósticos que no vayan aparejados a la información oficial podría resultarnos no solamente caro, sino también de consecuencias de toda índole.

El gran problema que tiene el Gobierno es que quien piensa diferente de sus planteamientos, incluso de su ideología, se le desacredita, aunque al final aseguren que los respetan y que no comparten sus puntos de vista echando por delante la libertad de expresión.

Los cuestionamientos también se centran en el tema de las pruebas. Somos de los países que menos han hecho, lo que no permite tener un panorama integral lo que en más de un sentido nos puede colocar con acciones que eventualmente tengan una alta dosis de intuiciones y elucubraciones más que estén basadas en el conocimiento científico.

Se van a empezar a tomar decisiones pensando en el día después. Es muy importante la prudencia y la ciencia. Si se trata de “escuchar a los especialistas”, atendamos otras voces que no están pensando en cómo poner en evidencia al Gobierno, sino en sumar para el beneficio colectivo; estamos a tiempo.

RESQUICIOS.

Se debe tomar en cuenta la locura que produce el Día de las Madres. Hay que persuadir a todos para que el domingo nadie salga al festejo, habrá que echarle ingenio a la celebración.