Respaldo empeñado

Prácticamente la aprobación de todos los líderes democráticos del planeta, independientemente de su reacción a la pandemia, ha repuntado durante la Coronacrisis. Incluso Sebastián Piñera en Chile, con una crisis política que prometía derrumbar su gobierno, repuntó de 6% a 21%. En México AMLO se recuperó al pasar de 60% a 68%.

Rally-round-the-flag. Un fenómeno que se refleja en un incremento en la aprobación presidencial, explicado por la unión de diferentes grupos que dan su respaldo al Ejecutivo ante una amenaza en común de escala internacional. Hoy los presidentes gobiernan con el apoyo de su gente, pero es respaldo empeñado.

Con el regreso a la “nueva normalidad” cuyas fases y operación se anunciaron esta semana, la sensación de emergencia se diluirá y con ello los resultados de las políticas de prevención y atención a la epidemia serán estudiados y evaluados, aunque también menos consultados. Los resultados oficiales darán la razón, para bien o para mal, a la administración sobre las medidas tomadas. Se fijará una cifra de contagios, de enfermos y de muertos para la memoria histórica y futuros estudios académicos.

Pero también existe la realidad. El shock emocional de las familias que perdieron un ser querido, las empresas quebradas por el freno económico producido por el confinamiento, el desempleo y el engrosamiento de la franja de pobreza no son situaciones que se documenten de manera justa en libros blancos y prontuarios. Estas pérdidas requieren una reacción quirúrgica por parte del gobierno para atender a quienes viven en carne viva los efectos físicos, anímicos y económicos del Covid.  Si bien la pandemia es percibida como un fenómeno de escala internacional, la crisis económica se vive de forma doméstica.

La propulsión de la popularidad presidencial por la Coronacrisis se evaporará porque no hay una salida fácil a este asunto y será el momento de que el Ejecutivo pague el respaldo con acciones. En las votaciones de 2018 el apoyo a AMLO incrementó en todas las regiones del país, en todos los estratos sociales y en todos los niveles académicos. Sin embargo, ha sido la clase media y han sido los universitarios los que han respaldado al presidente consistentemente en todas las elecciones. No es hasta esta última elección que hubo un incremento en su apoyo en la clase media baja y baja.

Eso significa que, para estabilizar a su base electoral y de paso atender a la población más afectada del país, no le basta al gobierno con mantener los programas de transferencias directas y no son suficientes los créditos solidarios a la palabra. Se requiere una intervención precisa por parte del gobierno para atender exactamente a los afectados. No es una dádiva, es justicia económica, social, electoral e histórica para los más afectados, para los más necesitados, pero también para quienes han creído y apoyado su proyecto desde siempre.