Las venas abiertas de la corrupción

América Latina sangra. La corrupción dejó de ser una herida postcolonial y se convirtió en el trauma definitivo del continente.

Concacaf, Panamá Papers, Odebrecht, la impunidad, los Duarte, las drogas, armas, trata y demás casos ejemplifican que este milenio AL es el lugar donde se tapa un ojo al macho para no ver la vena sangrar. De acuerdo con el Índice de Percepción de Corrupción de Transparencia Internacional, Canadá, Estados Unidos, Uruguay y Chile son los únicos países con percepción positiva en su combate a la corrupción. Los demás estamos por el caño.

En Guatemala, la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) ayudó a capturar a políticos de alto rango por corrupción. Bajo el mando del comisionado Iván Velásquez, la CICIG apoyó la investigación y persecución de jueces, ejecutivos y funcionarios públicos, incluido el expresidente Otto Pérez Molina.

Elegido en 2015, el nuevo presidente de Guatemala, Jimmy Morales, inicialmente afirmó a la CICIG, pero pronto se convirtió él mismo en sujeto de investigación por financiamiento ilegal en su campaña.

Su gobierno respondió despidiendo a Velásquez del país y ofreciendo a la ONU dos días para buscar un reemplazo. La ONU inmediatamente confirmó a Velásquez como comisionado, y ordenó a Morales abstenerse de comentarios y acciones en contra del comisionado. La gente, hoy, se manifiesta a favor de la ONU y en contra de su propio gobernante.

En Argentina, la expresidenta, y ahora senadora, Cristina Fernández es acusada de recibir “mordidas” por parte de constructoras durante su administración. Se le comprobó como cabecilla de una red de “mordidas” durante 2003-2015, a cambio de contratos lujosos a constructoras para desarrollar obras públicas.

La investigación comenzó luego de que salieran a la luz notas fidedignas que catalogan bolsas de dinero sumando millones que recibieron funcionarios en las oficinas de gobierno y en la residencia Kirchner.

A pesar de varias acusaciones, Cristina permanece popular en su país —gracias a los generosos programas sociales de su presidencia—, y es amplia favorita de su partido para contender por otro periodo presidencial el siguiente año. En América Latina, desde México hasta Argentina, en la política y en el futbol, entre más villano más favorito.

En Perú, el presidente Martín Vizcarra enfrenta a sus legisladores ante su petición de pasar un referéndum de combate a la corrupción. Si el Congreso se niega, se anticipa un jaque mate.

Vizcarra propone crear un nuevo sistema para seleccionar jueces y fiscales, abolir la reelección a legisladores, crear una segunda cámara de Congreso, y criminalizar contribuciones no reportadas durante campañas.

Bajo la constitución peruana, si el Congreso despide a dos gabinetes formados en una misma administración, el presidente puede disolver el Congreso y convocar nuevas elecciones legislativas.

El Congreso actual ya despidió al gabinete conformado por el expresidente Pablo Kuczynski, donde Vizcarra fungía en marzo como vicepresidente.

Esta disputa de poder entre poderes pone en jaque al Perú entero, principal productor de cobre en el mundo y una de las economías más estables del continente.

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