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Otra forma de amar

Un poema de amor de Xavier Villaurrutia para compartir el Día de San Valentín

Este Día de San Valentín puedes dedicar un poema a esa persona especial; revisa la obra de Xavier Villaurrutia

El poema de Xavier Villaurrutia es "Amor condusse noi ad una morte".Foto: Pixabay.
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El amor y sus bifurcaciones. El amor y sus complicidades. ¡Ay, del amor! Siempre, por estos días de febrero, regreso a Villaurrutia y me sumerjo una vez más en esa obra maestra de la lírica en lengua española: Amor condusse noi ad una morte. Las definiciones del autor de Nostalgia de la muerte para designar ese cauteloso, secreto y recóndito sentimiento nos conducen a la geografía de la incertidumbre y de las vacilaciones.

“Al final todo lo que importa es el amor”, reza una expresión popular. Pero, ¿qué es el amor? “Porque amar es, al fin, una indolencia”, responde Villaurrutia, quien también suscribe que es “una angustia, una pregunta, / una suspensa y luminosa duda”. ¿Amar, reconstruir? ¿Amar, una insólita lujuria? El poeta chileno Gonzalo Rojas se lo pregunta a Dios: “¿Qué se ama cuando se ama, mi Dios: la luz terrible de la vida/ o la luz de la muerte?”.

Amor derramado en la desnuda espuma de un polvo revocado por la lluvia. Amor desafiando las ásperas espinas en la geografía del torrente, en la tempestad del insomnio. Amor abriendo los portones del olvido. Amor en el hechizo letal del azogue. Amor: balada entre los cantos del árbol moribundo. Amor veloz: ráfaga sobre la novia, el animal-hembra de la noche. Amor.

Comparto con los lectores de La Razón, este poema insignia: pocas veces se ha discurrido con tanta belleza, perplejidad, zozobra, irresolución y misericordia por los atajos del amor, como lo hace el bardo mexicano, integrante del Grupo los Contemporáneos, en estas estrofas: aquí las dejo para que se pregonen a los cuatro vientos. Para que se pronuncien en los susurros de todas las desidias del fuego de las pasiones. José Martí rotuló: “Sólo el amor engendra melodías”, Villaurrutia tantea en los acasos: el amor nos acarrea a las orillas del rio Cocito para cerrar los ojos, /y dejar que el sueño invada nuestro cuerpo.

Amor condusse noi ad una morte

Por Xavier Villaurrutia

Amar es una angustia, una pregunta,
una suspensa y luminosa duda;
es un querer saber todo lo tuyo
y a la vez un temor de al fin saberlo.

Amar es reconstruir, cuando te alejas,
tus pasos, tus silencios, tus palabras,
y pretender seguir tu pensamiento
cuando a mi lado, al fin inmóvil, callas.

Amar es una cólera secreta,
una helada y diabólica soberbia.

Amar es no dormir cuando en mi lecho
sueñas entre mis brazos que te ciñen,
y odiar el sueño en que, bajo tu frente,
acaso en otros brazos te abandonas.

Amar es escuchar sobre tu pecho,
hasta colmar la oreja codiciosa,
el rumor de tu sangre y la marea
de tu respiración acompasada.

Amar es absorber tu joven savia
y juntar nuestras bocas en un cauce
hasta que de la brisa de tu aliento
se impregnen para siempre mis entrañas.

Amar es una envidia verde y muda,
una sutil y lúcida avaricia.

Amar es provocar el dulce instante
en que tu piel busca mi piel despierta;
saciar a un tiempo la avidez nocturna
y morir otra vez la misma muerte
provisional, desgarradora, oscura.

Amar es una sed, la de la llaga
que arde sin consumirse ni cerrarse,
y el hambre de una boca atormentada
que pide más y más y no se sacia.

Amar es una insólita lujuria
y una gula voraz, siempre desierta.

Pero amar es también cerrar los ojos,
dejar que el sueño invada nuestro cuerpo
como un río de olvido y de tinieblas,
y navegar sin rumbo, a la deriva:
porque amar es, al fin, una indolencia.