En San Juanico vecinos exigen que las gaseras sean expulsadas

En San Juanico vecinos exigen que las gaseras sean expulsadas
Por:
  • cristian nunez

Vecinos del pueblo de San Juan Ixhuatepec, en el municipio Tlalnepantla, Estado de México, piden la expulsión de las empresas que fabrican gas LP en la zona, pues consideran que existe riesgo de que vuelva a ocurrir una explosión como la de hace 34 años, donde murieron más de 500 habitantes de ese poblado, debido a una fuga de gas.

Los vecinos que reconstruyeron sus viviendas en este municipio continúan inseguros por las seis empresas que operan con este producto, pues las consideran “una bomba de tiempo” que en cualquier momento puede ocasionar otro accidente.

“La exigencia sigue siendo la misma, que salgan las gaseras”, comentan vecinos, quienes señalan que la razón que alegan las empresas para no salir de San Juan Ixhuatepec es que, según ellos, generan fuentes de empleos para los habitantes de esa zona y a su salida dejarían sin trabajo a miles.

Asimismo, los habitantes de San Juanico exigen que se regulen las medidas de seguridad que guarda el Polígono de Seguridad, así como la construcción de vías, caminos o salidas confiables que permitan abandonar la zona en caso de otra explosión, fuga de gas o cualquier otro problema que pueda ocasionar la presencia de las empresas.

De acuerdo con los vecinos, el ambulantaje que hay en las calles y en la avenida principal del pueblo puede llegar a obstaculizar la salida de la gente en caso de algún siniestro, por lo que también piden que regulen a los comerciantes.

Tras la explosión, ocurrida el 19 de noviembre de 1984, los habitantes de San Juanico consideran que el incidente se pudo evitar con el mantenimiento adecuado, pues lo que originó la detonación fue la fuga de un conducto que transportaba gas LP a la planta de almacenamiento cercana a los parques de tanques, compuestos por seis esferas y 48 cilindros de diferentes capacidades.

[caption id="attachment_828659" align="alignnone" width="1654"] Las víctimas mortales de la catástrofe permanecen en una fosa común en San Juan Ixhuatepec, debido a que los cuerpos calcinados no pudieron ser identificados.[/caption]

Las cifras oficiales señalan que 503 personas perdieron la vida, más de 900 sufrieron heridas de consideración, 353 sufrieron quemaduras de primer grado y se contabilizaron más de 140 casas destruidas por la detonación.

También fueron evacuados de la zona del siniestro 60 mil personas, mientras las autoridades realizaban el análisis y la evaluación de los hechos y censaban los daños ocurridos.

Sin embargo, los sobrevivientes aseguran que fueron más las personas que fallecieron por la explosión, pero que las autoridades ocultaron los verdaderos números para evitar mayor polémica, pues en las labores de rescate encabezadas por vecinos contaron entre 800 y mil personas que perdieron la vida.

La explosión de San Juanico de 1984, que ocurrió un año antes del sismo que marcó la vida de la Ciudad de México, fue uno de los peores accidentes ocurridos en el país, pues la cadena de explosiones desapareció cientos de viviendas y personas.

La tragedia no comenzó el 19 de noviembre de 1984, sino desde meses atrás, en los que era común que los habitantes percibieran olores a gas y echaran a correr a la autopista México-Pachuca. Esa madrugada, la primera explosión ocurrió a las 5:40, minutos después hubo una segunda y luego siguieron otras 11 de diferentes magnitudes durante alrededor de hora y media. Fue hasta las 10:00 horas cuando se registró la última.

Quienes vivían más cerca de la planta fueron las que sufrieron el impacto más fuerte: muchos murieron consumidos entre las llamas generadas por las explosiones y otros perdieron la vida al intoxicarse con la fuga de gas.

Para las 5:44 horas, una esfera de gas se incendió, hecho que provocó una explosión de unos 300 metros de diámetro y 500 metros de altura aproximadamente que calcinó a personas, animales y cualquier cosa que estuviera en el radio más próximo donde se originó el fuego.

El dato: Restos de los tanques que estallaron salieron volando en rangos de entre pocos metros y hasta más de un kilómetro a la redonda, impactando a casas lejanas.

98 Por ciento de los cadáveres rescatados no pudieron ser reconocidos.

Durante los siguientes días, los gobiernos del entonces Distrito Federal y del Estado de México detallaron que atendieron a siete mil personas en sus nosocomios; de ellos, 249 requirieron cuidados intensivos e intervención quirúrgica.

Cerca de las 11:00 horas del 19 de noviembre, tras concluir las explosiones, comenzó la rapiña por parte de los mismos residentes del poblado contra las casas que fueron víctimas del incendio, por lo que se encargó al Ejército patrullar la zona de desastre.

Fue hasta la medianoche cuando las autoridades lograron controlar el fuego; pero los pobladores aún recuerdan el calor de las llamas y la incertidumbre que genera la presencia de las empresas de gas licuado de petróleo en el poblado.