Termina veda de 2 años por el Covid-19

Llevan de nuevo flores a las madres en los camposantos

En el panteón Sanctorum los visitantes fueron recibidos con música de mariachi; restaurantes lucieron saturados por familias que deseaban celebrar como no pudieron antes

En varios panteones se dieron cita familias completas para recordar a las madres que 
ya partieron.
En varios panteones se dieron cita familias completas para recordar a las madres que ya partieron.Foto: Frida Sánchez, La Razón
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A las 9:00 de la mañana, la señora Gloria salió de su casa en el municipio de Ecatepec, Estado de México, rumbo al panteón para llevarle flores y “visitar” la tumba de su madre, junto a sus hermanos e hijos. 

Para ella, es un día especial no solo porque es “cuando más se recuerda a las mamás que nos dejaron” sino porque este año, a diferencia de los últimos dos, “volvió la vida” a los camposantos y calles de la Ciudad de México, tras la pandemia de Covid-19. 

Desde las primeras horas del día, el panteón Sanctorum, uno de los más visitados de la alcaldía Miguel Hidalgo, comenzó a recibir a familiares que fueron a limpiar las tumbas, cantar las mañanitas y dejar flores a las madres que ya no están. Aunque no se vio lleno, las visitas fueron constantes. 

A las afueras del panteón, los vendedores de flores hicieron su pequeño “agosto” pese al aumento de los costos, con arreglos especiales para el día, con la intención de “recuperar las ventas de los otros años”. 

Y en la entrada del camposanto, un grupo de músicos recibe a los visitantes con “Amor eterno” y otras canciones típicas que se dedican a las madres en este día, en especial a las que ya partieron.

Con decoraciones de colores y flores, toda una familia adorna la capilla de la entrada. 

Gloria, quien también carga un ramo de flores amarillas y rosas rojas, espera a dos de sus hermanas para ingresar al panteón, para después irse a celebrar a su casa “con unos tamalitos”.

Las escenas se repiten en otros panteones, como el civil de Iztapalapa, el más grande de la capital de la República, y el de San Lorenzo Tezonco, el segundo lugar en cuanto a extensión territorial.

Luego de que en 2020 y 2021 hubiera cierres en los panteones o restricciones para ingresar, este año las medidas fueron mucho menos estrictas.

En la entrada de los camposantos únicamente se solicitó uso de cubrebocas y respetar el distanciamiento social, pero no en todas partes se ofreció gel antibacterial en la entrada. 

La celebración en el interior de los panteones estuvo resguardada por la policía adscrita a las alcaldías correspondientes, mientras que elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) hicieron recorridos por las 16 demarcaciones para vigilar y hasta para llevar serenata a las madres.

En los restaurantes de la ciudad se repitió el mismo fenómeno que en los panteones en cuanto al flujo de gente, al grado de que se observó saturación en la mayoría de ellos.

En el Centro Histórico, el joven Gustavo, en compañía de su padre, llevó a desayunar y “a dar la vuelta” a su madre, Fátima, tras dos años de “no haberla podido celebrar como nos hubiera gustado” debido a las restricciones por la crisis sanitaria. Pero para ellos  lo que importa “es poder volver a pasar un 10 de mayo juntos”.

A la señora Rosario, de 56 años, sus hijos también la acompañaron a desayunar en el centro, antes de irse a trabajar, pues para ella, aunque es un día de festejo con sus seres queridos y su propia madre, “también en algunos aspectos es un día como cualquiera, de trabajo, de salir a trabajar, a hacer la rutina como debe ser”.

En otros puntos de la ciudad, como el Mercado de las Flores de Jamaica, uno de los sitios más concurridos en estas fechas, se vio gran afluencia de personas que acudieron por ramos de flores y arreglos para sus madres. 

Sin embargo, aquí, la venta “importante” se tiene desde una semana antes o unos días previos al 10 de mayo, más que en el propio día, comentó una vendedora.

  • El dato: Debido a la pandemia del Covid-19, el Gobierno de la Ciudad de México prohibió las concentraciones en los panteones, lo que inhibió por dos años el flujo de personas que se apreció ayer.