13:14

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Por:
  • javier_solorzano_zinser

A las 13 con 14 las reflexiones en el noticiario eran sobre un simulacro el cual no había sido del todo cumplido, pero que ofrecía la ventaja de una oportunidad más sobre la toma de conciencia. En ese preciso momento el viejo edificio de la avenida Reforma, frente a la calle La Fragua, empezó a tronar. Ante el susto colectivo y en medio de un fuerte sismo todo se movía de manera incontrolable e interminable. ¿Quedarse para seguir transmitiendo o salir a la calle? El temblor no paraba, se intensificaba; le pedía a la gente que saliera y que yo me quedaba. En ese momento todo parecía absurdo, el movimiento de tierra, los ruidos del inmueble y un mínimo de sentido común nos llevaron a todos a las escaleras de la vieja construcción que parecía desplomarse a su interior.

Reforma era un río de gente deambulando, abrazándose y en muchos casos llorando. Para muchos de nosotros el temblor del 85 era un recuerdo viviente, era estar de nuevo en el 19 de septiembre de 1985. Los vidrios de edificios frente a nosotros caían uno tras otro, la gente se colocaba como podía en el callejón de la avenida Reforma.

No era sólo el miedo o el temor, era saber con experiencias anteriores lo que podía volver a pasar.

No había manera de hacer nada, de no ser mirarnos unos a otros tratando de alentarnos y apoyarnos. Los olores a gas agudizaron aún más nuestras tensiones. Era un momento en el que identificarnos nos daba fuerzas, sobre todo solidaridad colectiva.

Caminar por la avenida Reforma y la calle La Fragua, cruzar el Monumento a la Revolución y  llegar  a San Cosme fueron continuar siendo partícipe de una experiencia colectiva traumática y dolorosa.

La tarde y la noche se convirtieron en la extensión de nuestro drama. Empezamos a sumar nuestros muertos, a contar nuestros edificios derrumbados, a de nuevo ser parte de la maravillosa solidaridad colectiva, sin dejar de observar la infamia de quienes al ver la tragedia se dedicaron al robo.

Estamos otra vez todos a prueba. Los que vivimos y queremos a esta ciudad sabemos que nuevamente hay que luchar por ella, hay que rescatarla, hay que ser sensibles.

No hay que escatimar esfuerzos, es nuestra ciudad. En medio del dolor, la tristeza y el miedo mostremos de nuevo de lo que estamos hechos.