Consulta popular o la feria de las ocurrencias

Consulta popular o la feria de las ocurrencias
Por:
  • larazon

Horacio Vives Segl

Jugada magistral por parte del PRI. Vaya golpe de precisión al proponer una consulta popular para reducir la cantidad de legisladores plurinominales del Congreso de la Unión.

En un país donde los legisladores genéricamente tienen tan mala fama, donde últimamente han sido señalados, más que por su productividad, por los escándalos —ciertamente sería injusto que la actual Legislatura se recordara más (o únicamente) por éstos que por la trascendencia de su actividad—, y donde reciben salarios que la mayoría de la población considera exorbitantes, ¿quién podría, en su sano juicio, oponerse al nobilísimo propósito de eliminar a 132 legisladores, tan bien recibido por la mayoría de la opinión pública? Veamos algunas implicaciones.

 Agua para el molino propio. El PRI es el partido que más elecciones gana por el principio de mayoría relativa. De reducir los plurinominales, con patrones de voto similares a los que se presentaron en 2012, sería el único que incrementaría su peso relativo en la integración de las cámaras legislativas. Si bien de cara a 2015 hay varios elementos a considerar para la traducción de votos en escaños (los candidatos independientes, tres nuevos partidos que están impedidos para participar en alianzas electorales, el aumento a 3% para alcanzar diputados en el reparto de RP, la división del país en 5 circunscripciones, los convenios de coalición para la asignación de triunfos, la fórmula de reparto y el límite a la sobrerrepresentación), como dirían los economistas, caeteris paribus, dejando constantes dichos elementos, una distribución de la votación similar favorecería al partido proponente de la medida.

 Reyes Heroles revolcado en la tumba. Algo que ha caracterizado la vida política del país y le ha dado cierta estabilidad, fue el paso de un régimen de partido hegemónico a una pluralidad política, acelerada a partir de 1988, donde al menos tres partidos han compartido el poder y le han dado acceso a la representación política temporal a algunas minorías. Ese fue el espíritu de la reforma política de 1977 y de las de inicios de los años 90. Diera la sensación que algo que no se aprobó en la mesa del Pacto por México ahora se trata de imponer a través de la consulta popular, con el consecuente rechazo de las otras dos principales fuerzas políticas.

 Creatividad electoral. Además de la propuesta del PRI se conocen otras dos sobre la Reforma Energética y una más sobre el salario mínimo. Si, como dispone la ley respectiva, la consulta popular es el mecanismo de participación por el cual los ciudadanos ejercen su derecho de opinar respecto de uno o varios temas de trascendencia popular, lo que se observa es una tentación por parte de los partidos políticos a presentar propuestas que les generen rendimientos electorales, de cara al proceso electoral que organizará el INE y en el que, eventualmente, se aplicará por primera vez el mecanismo de consulta. En la feria de los despropósitos, todavía estamos a tiempo para ver que a algún partido se le ocurra otra idea popular, como la de reducir el mandato presidencial a 4 años, por ejemplo.

Las papas calientes caerán en manos de la Suprema Corte, que tendrá que resolver sobre la procedencia constitucional de tal o cual consulta popular propuesta. Por lo pronto, atentar contra el ritmo y el proceso de consolidación de la democracia mexicana no parece una idea prudente.

hvives@itam.mx

Twitter: @HVivesSegl