Después del sismo, la desconfianza…

Después del sismo, la desconfianza…
Por:
  • monica-garza

“Nunca olvidaré la fecha y la hora exacta. Yo acostumbro a dormirme entre 10:30 y 11:00 de la noche, pero ese 7 de septiembre a las 11:50 me empezó a dar un sueño tan profundo que no supe a que horas me agarró… Cuando por fin ya estaba bien dormida, en aquel sueño sentí como mi cama se movía por sí sola. Me levanté espantada y le grite a mi marido: ´Levantate esta temblando´.

“Agarramos a nuestra nena como pudimos porque de inmediato se fue la luz. Se me hizo eterno el camino de mi dormitorio al portón. Estando afuera vimos como se movía con una furia la tierra y se empezaban a hacer gritas sobre el piso….Lo único que hicimos (mi marido, mi nena y yo) fue abrazarnos y rogarle a Dios que nos recibiera con los brazos abiertos”.

Así vivió Brianda, una ama de casa de 27 años, el sismo del pasado 7 de septiembre en Ixtepec, Oaxaca.

“Pasaron 5 días para que las autoridades se acercaran… Apenas el 12 de septiembre llegaron unos arquitectos del Estado de México (no del gobierno estatal) a verificar los daños que día con día empeoraron con las réplicas”, cuenta Brianda haciendo ese curioso alto en la reflexión sobre el origen de los mencionados arquitectos…

Las cabeceras municipales de los estados mas lastimados por el temblor, Chiapas y Oaxaca, -y donde mas se ha centrado la atención mediáticaviven una realidad muy distinta a la de otras localidades más alejadas en la región, donde con mucha suerte han recibido una sola visita.

Comunidades cuyos habitantes viven aún abrazados de sus pérdidas materiales y con un daño emocional difícilmente descriptible, según lo que me contó Brianda: “nos sentimos mas seguros afuera que adentro por el miedo de las réplicas que son cada vez más constantes, de 30 a 40 minutos. Esto ya no es vida, estamos ciscados de que vuelva a pasar y ahora si no poder contarlo”.

Y es que hay cientos de personas que llevan días durmiendo en patios o en las banquetas con lo que han podido sacar de lo que quedó de sus casas.

Aferrados al momento presente y a la comida del día, ante un futuro desolador en comunidades donde el común denominador son los trabajos informales con sueldos a destajo en el campo o la pesca.  Claro que Gobiernos locales e instituciones públicas han organizado campañas de acopio de ayuda humanitaria para los afectados, pero ¿llegará a quién lo necesita?

La pregunta no ofende cuando esta basada en la memoria y de cara al que se antoja el más caníbal de los procesos electorales en 2018. No es esta la excepción donde la tragedia resulta una buena oportunidad para acaparar reflectores.

El senado de la república fue de los primeros en ofrecerse a ser intermediario para la ayuda a los damnificados, circulando un número de cuenta a través de sus redes sociales, pero…

¿Usted depositaría su ayuda en una cuenta del senado?…

La primera dama del estado de Chiapas, la popular cantante Anahí Puente, a través de sus redes sociales transmitió en vivo su recorrido por una zona de desastre en aquel estado, donde atinó a decir:

“Yo sé que ustedes quieren que cante, haciendo conciertos y estando cerca de ustedes. Pero...de verdad, eso ahorita no importa”…

“¿En manos de quien estamos?” evidenció de inmediato el sacerdote y defensor de los derechos humanos Alejandro Solalinde a través de su cuenta de Twitter.

No por nada uno de los retos más difíciles de esta semana para los ciudadanos generosos y solidarios ha sido encontrar el medio o la cuenta bancaria más confiable donde ayudar a los necesitados.

En México la confianza perdida en las instituciones es una verdad como una casa y lo confirma la última Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas (ENCUP).

En ella el 73 por ciento confía “poco” en que los gobernantes cumplen con la ley; 80% de los jóvenes considera que los partidos políticos son poco o nada útiles; y en términos de confianza Sindicatos, Diputados, Senadores, Partidos Políticos y la Policía son los que se llevaron la peor calificación.

El ENCUP arrojó que los niveles de corrupción que perciben los ciudadanos en los tres niveles de gobierno son muy elevados.

Pero como dice el dicho, “la burra no era arisca, la hicieron”… Y para muestra un temblor!