El 2017, entre la miopía y el éxito

El 2017, entre la miopía y el éxito
Por:
  • gerardo_garcia

Es muy simple. Si no aceptan, que el agua que riega la milpa está cayendo, pues seguro no les importará que la cosecha se eche a perder. Si no entienden que el turismo es mucho más que hacer maletas, y tomar cocteles, pues dejémosles que no lo entiendan,

Pero como decía aquel: si no ayude, por favor no estorbe.

Cierra el 2017 y, como en los últimos tres años, el sector turismo registra un desempeño sobresaliente. El mejor de los años que podría incluso dejar como uno de sus resultados, el que México incluso avance una posición en el ranking mundial de visitantes internacionales que elabora la Organización Mundial de Turismo y se llegue al séptimo lugar. Un año estupendo para la industria; a pesar de una clase política miope. No ahora, lo ha sido por largos años. En términos generales, les ha importado poco, o casi nada, la actividad económica, que más ha despuntado en la última década para el país. No han pasado de los discursos y no se han sentado a diseñar e implementar políticas públicas, que cuiden el desempeño de este motor de la economía, que aporta ya casi el 9 por ciento del Producto Interno Bruto, sin contar con lo que genera en cadenas de valor en otras industrias, como la de construcción, alimentaria, por mencionar dos y emplea al mayor número de personas, en el país.

México, en el 2017, escaló al octavo lugar en el ranking citado. Esto, después de contabilizarse el arribo de 35 millones de turistas internacionales al país en el 2016. Es el segundo país que más turistas recibió en el continente americano, sólo detrás de Estados Unidos. La OMT anunció también, que México avanzó en el ranking, por concepto de ingreso de divisas del turismo internacional, obteniendo un monto de 19 mil 600 millones de dólares, colocándose en el lugar 14 a nivel mundial.

El asunto es que este crecimiento, no puede decirse que es el resultado de una buena gobernanza para el sector, ni por políticas públicas, que lo hayan potenciado. Sólo algunas acciones de gobierno, pueden considerarse como parte de los factores que influyen en este boom. La fuerte inversión en el producto turístico, es uno de ellos; la mejora de la economía estadounidense, otra fundamental. Es cierto que de parte del gobierno federal, hay que reconocérsele un muy buen trabajo de promoción, por parte del Consejo de Promoción Turística de México y una decisiva decisión, al abrir el cielo mexicano y modificar la política de aviación comercial, lo que ha significado una mejora en la conectividad aérea, que ha sido determinante. Pero ni se le han otorgado al gabinete turístico, mayores presupuestos, trabajan con migajas, y sí por el contrario, se le ha reducido. El presupuesto que se le asignó para el 2018 al Ramo 21, que engloba a las dependencias dedicadas a este sector, retrocedió una década. No hay, pues, una política pública que fomente a esta industria, pese a lo que significa, y al potencial que tiene y muestra.

Contrario a lo que pudiese pensarse, en esta era Trump, el turismo en el mundo no ha decaído. Ni los atentados terroristas en ciudades europeas, ni las políticas migratorias del presidente estadounidense, han inhibido el crecimiento de viajeros en el mundo. Las perspectivas turísticas de la OMT siguen siendo las más optimistas de la última década. Y México, pese a las alertas de viaje o el clima de inseguridad, está en el mejor de los momentos. Así cierra el 2017: con una industria boyante empujada por la iniciativa privada, y un desdén de la clase política que no alcanza a reconocer el potencial de este sector.

Por el periodo de las fiestas decembrinas, este columnista se toma un descanso y volverá a publicar la primer semana de enero del año venidero. Felices fiestas a todos los lectores.