El Colapso de la Madre

El Colapso de la Madre
Por:
  • Gabriel-Merigo

“El porvenir de un hijo es siempre

obra de su madre”

Napoleón Bonaparte

Quizá siempre recordemos el devastador sismo que ocurrió en la Ciudad de México el 19 de septiembre del año pasado.

¿Cómo borrar de la memoria la enorme pérdida de vidas humanas, los múltiples daños materiales ocasionados y particularmente la destrucción masiva que causó el terremoto a nuestro patrimonio cultural, afectando a más de dos mil inmuebles históricos y artísticos en la capital y en varios estados de la república? Tal fue el caso del Monumento a la Madre, obra de gran escala que sufrió graves daños al desplomarse por acción del temblor, desintegrándose prácticamente toda la escultura central de la madre, que al caer de frente, quebró en mil pedazos al hijo que tenía en los brazos.

Con el interés por la conservación del Monumento, la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda tuvo la sensibilidad para ordenar de inmediato su restauración, consciente de que a pesar de los graves daños que sufrió, es una obra de gran significado para el mexicano, como lo expresa un dicho popular en referencia a la madre, “….equivale a la mitad del alma del pueblo. La otra mitad, ya se sabe, es para la patria, que tiene también en sus entrañas, palpitaciones de maternidad”.

Este monumento emblemático, obra del escultor Luis Ortiz Monasterio y del arquitecto José Villagrán García, se debe a una iniciativa en 1922, de José Vasconcelos, Secretario de Educación Pública y del reportero Rafael Alducin, fundador del periódico Excélsior. El proyecto se diseñó con un gran muro curvo de respaldo y una plataforma con tres grupos escultóricos, estando representada la madre de pie con su bebé, como figura central frente a un elemento vertical de gran altura, todo el conjunto construido con cantera y estructurado con concreto armado.

La inauguración del “Monumento a la Madre” se llevó a cabo el 10 de mayo de 1949 lo que motivó que grandes multitudes se presentaran al evento. El Presidente Miguel Alemán Velasco, acompañado de su esposa Beatriz Velasco de Alemán, llegó puntualmente al Jardín Colonia, a presidir la ceremonia y develar la placa conmemorativa en bronce pulido, en la cual se podía leer “A aquella que nos amó aún antes de conocernos”. Por la importancia de las personalidades que se dieron cita el día de la inauguración, las editoriales de los diarios fueron en su mayoría dedicadas a las madres mexicanas. Basta con revisar los periódicos del 11 de mayo, el día siguiente de la ceremonia, para observar la devoción con la que el pueblo expresaba sus sentidos pensamientos hacia lo que llamaba “la grandeza maternal”. En palabras del editorialista del periódico Excélsior, Arturo Mori, “Sólo México ha logrado perpetuar la más grande devoción del mundo: la devoción a la madre, convirtiéndola en una fiesta cívica de la patria y en una fecha inolvidable del calendario”.