El otro debate: Uresti, Maerker y Sarmiento

El otro debate: Uresti, Maerker y Sarmiento
Por:
  • julian_andrade

Una de las novedades más interesantes del debate que tendrán los candidatos presidenciales este domingo es la participación de tres periodistas como moderadores: Azucena Uresti, de Milenio Televisión; Denise Maerker, de Televisa y Radio Fórmula, y Sergio Sarmiento, columnista del diario Reforma y conductor de Radio Centro y TV Azteca.

Se trata de romper, en la medida de lo posible, con el acartonamiento y con esquemas rígidos que no ayudan a una transmisión ágil y atractiva. La producción cuenta y mucho.

Los moderadores harán preguntas y podrán insistir si se tienen dudas, centrar a los aspirantes en los temas a tratar y no permitir que divaguen.

Uno de los atractivos será el de la propia actuación de Uresti, Maerker y Sarmiento. Los tres son profesionales, pero cada uno tiene su estilo, afinidades y agendas informativas. Esto es relevante, porque de algún modo pueden marcar el rumbo de la discusión.

Como se van a tratar asuntos como la seguridad, violencia, corrupción, democracia y pluralismo, será relevante cómo se planteen las preguntas. Si bien es poco el tiempo para exposiciones detalladas, sí nos podemos dar una idea más acabada de lo que están pensando y proponiendo. Además, ante millones de espectadores, cualquier ocurrencia o mentira puede tener un costo más alto que el que proviene de conferencias y pequeñas entrevistas luego de los mítines y reuniones.

Esto lo saben José Antonio Meade, Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya, Margarita Zavala y Jaime Rodríguez.

Para el INE es un reto y una oportunidad. Lo primero porque se tiene que demostrar que se pueden hacer debates que no den flojera y lo segundo porque una audiencia notable ayudará al proceso electoral y detonará la participación.

El éxito también se medirá en los niveles de audiencia y ojalá se logren puntos como en 1994 cuando se llegó a 35 (solo participaron PRI, PAN y PRD, era el primero en la historia y por eso tuvo un gran atractivo) o los 23.5 del segundo debate de 2012.

Es una oportunidad porque podemos terminar con el miedo a las discusiones, asumiendo que el interés de los ciudadanos está en las propuestas, pero también, y quizá sobre todo, en verlos ante una buena esgrima. No se trata de replicar salones académicos, sino de abrir espacios que ayuden a definir presidentes o por lo menos mirarlos fuera de su círculo de confort.

Va a ser un momento importante porque si bien no se define la elección en 90 minutos, sí puede cambiar la narrativa y colocar otros temas en la agenda. La clave para cuatro de los contendientes es que la lectura que prevalezca sea que no está cantado el ganador.

Por eso, para quienes no van arriba en las encuestas es ahora o nunca y para el puntero, mantener la ventaja.