El Presidente y el PRI
Pablo Hiriart
Que Enrique Peña Nieto haya ido al PRI en su aniversario y se declarara “orgullosamente priista por dentro y por fuera”, es una buena señal para ese partido pues no lo van a emplear como si fuera un kleenex.
El significado de su discurso en el auditorio Plutarco Elías Calles no es menor.
La suerte del PRI está atada al desempeño del gobierno de Enrique Peña Nieto. Son una mancuerna. No hay distancia. Y eso le conviene al PRI.
Peña Nieto no es Zedillo: si le va mal al PRI le irá mal a Peña Nieto. Y si le va bien a Peña Nieto le irá bien al PRI.
Esto conlleva una responsabilidad para el Ejecutivo: su partido va a ser juzgado en las urnas de acuerdo con los resultados del gobierno.
Tres son los factores fundamentales que van a gravitar en las elecciones y, en consecuencia, en el juicio histórico del Presidente Peña.
La economía, cuya responsabilidad no recae en el secretario de Hacienda sino en el Presidente.
La seguridad, que para fines históricos se medirá por los resultados que dé el Presidente en esa materia, y no por el desempeño del secretario de Gobernación.
Y la capacidad de inyectar optimismo y buen ánimo social, que también es función suya.
En el país hay 53.3 millones de pobres, y 40.7 millones se encuentran en situación de vulnerabilidad, es decir, a un paso de ser pobres.
Si el gobierno del Presidente Peña mejora esas cifras (que son seres humanos), serán bien percibidos él y su partido.
El 65 por ciento de la población ocupada tiene un ingreso máximo de tres salarios mínimos (cinco mil 676 pesos al mes), según cifras del cierre de 2012.
¿Va a haber más dinero en la bolsa de los mexicanos?
Eso se logra con mayor crecimiento económico, y si no se consigue le va a ir mal al PRI y al Presidente (y a México, desde luego).
Recibió el gobierno con 21 mil 728 homicidios dolosos en 2012.
¿Va a bajar esa cifra de manera sustancial?
En 2012 hubo mil 407 secuestros denunciados.
¿Caerá ese número a la mitad o menos, para que se note?
Para contrarrestar el pesimismo imperante, se necesita cambiar el ánimo social.
El país quiere ver de cerca a su Presidente. Comprometido con sus problemas y aspiraciones, y no en lo alto de un estrado rodeado de jerarcas inaccesibles.
Los que carecen de recursos para vivir decorosamente necesitan tener la confianza de que el país va por buen camino y su situación va a mejorar.
Eso sólo lo puede transmitir el Presidente, y no el partido del Presidente.
La suerte del PRI, entonces, está atada al desempeño del gobierno.
Y el juicio de la población sobre el Presidente va a estar en la boleta electoral con el signo del PRI.
phl@3.80.3.65
Twitter: @PabloHiriart
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