Elecciones presidenciales en Latinoamérica

Elecciones presidenciales en Latinoamérica
Por:
  • horaciov-columnista

El análisis comparativo es cada vez más relevante porque bien puede considerarse que, a estas alturas, las elecciones en todo el mundo ya no tienen que ver fundamentalmente con cuestiones ideológicas (en el cleavage tradicional izquierda-derecha) sino, más bien, con decidir —en el mejor de los casos— entre polos populistas y opciones demócratas.

Si no es que el margen de opción se reduce, de plano —en el peor escenario—, a ofertas más conservadoras o menos conservadoras dentro de sistemas no democráticos (ahí está la “designación” de Miguel Díaz-Canel como Presidente del Consejo de Estado de Cuba, aunque —eso sí— no deje de ser histórico que, después de 60 años, ya no esté un Castro en el poder en la isla más grande del Caribe). Aquí algunas consideraciones sobre elecciones presidenciales en curso en Latinoamérica.

Venezuela, 20 de mayo. Difícilmente se puede asociar el término “elecciones” a esa simulación plebiscitaria que terminará confirmando la dictadura de Nicolás Maduro por un periodo adicional. Con los verdaderos referentes opositores proscritos, el proceso viciado de origen, las autoridades electorales cooptadas y las denuncias internas y de la comunidad internacional, se consumará un duro golpe más contra la población venezolana, que está experimentando la más grave crisis humanitaria y social de su historia, cortesía de la peor versión del chavismo remasterizado.

Colombia, 27 de mayo. Una semana después de las “elecciones” venezolanas, en la vecina Colombia se celebrará la primera vuelta para elegir nuevo presidente. Si las encuestas no fallan —lo cual es, en la actualidad, un supuesto heroico— todo parece indicar que no habrá ganador definitivo (se requiere mayoría absoluta de los votos válidos) y que habrá segunda vuelta el 17 de junio. Polarizado como nunca, el electorado colombiano se encuentra ante la disyuntiva entre el populista Gustavo Petro (postulado por Decentes–Movimiento Progresista–Colombia Humana), a quien sus adversarios han señalado como “castrochavista”, o Iván Duque (de Gran Alianza por Colombia), apoyado por el uribismo. El desgaste del gobierno del presidente saliente, Juan Manuel Santos, hace difícil que su candidato, Germán Vargas Lleras, pueda alcanzar el ballotage. Es un poco esquizofrénico lo que está pasando: si bien hay una tremenda polarización como consecuencia del proceso de paz y del desgaste de los cuatro gobiernos últimos (de Uribe y Santos), el hartazgo podría llevar a que gane Petro —en cierto imaginario colectivo, la versión colombiana del chavismo—, cuando pocos países, por la situación fronteriza, pueden experimentar tan a la mano las consecuencias nefastas del gobierno de Maduro.

Brasil, 7 de octubre. Si bien falta mucho aún, lo que hay que tener presente en el calendario electoral brasileño es la escala decisiva de agosto. En Brasil se está dando la anómala situación de que el candidato que arrancó puntero en las intenciones de voto, buscando su reelección, está hoy preso, acusado de corrupción. Si para la fecha en la que se deben oficializar las candidaturas Lula no ha conseguido su libertad –y con ella los plenos derechos políticos para poder competir—, el PT tendrá que cambiar de candidato o sumarse a otra alianza de izquierda.