Encarcelar a los dólares

Todavía recuerdo cuando José López Portillo decretó un control generalizado de cambios. Era el final de su último Informe Presidencial en 1982.

“Ya nos saquearon, no nos volverán a saquear”, le dijo a un público más bien cautivo en la Cámara de Diputados y a millones de mexicanos por la radio y la televisión.

También anunció aquella mañana la nacionalización de la banca. Unos dicen que fue el último acto de un presidente que representaba el legado de la Revolución Mexicana y de su idolatría por el Estado. Otros más creen, todavía ahora, que fue un golpe a la libertad.

También recuerdo que las cuentas en dólares dejaron de serlo para convertirse en mexdólares, una chabacanería que implicaba el mantener el ahorro en la moneda extranjera siempre y cuando no se dispusiera del efectivo.

Viajar se convirtió en un embrollo y por momentos nos parecimos a Cuba y a Corea del Norte. Adquirir dólares se convirtió en una verdadera proeza y por eso todo el mundo los buscaba.

La decisión del presidente López Portillo tuvo una lógica nacionalista impecable. Había un ataque persistente de los especuladores contra México y eso estaba derrumbando el sueño de administrar la abundancia. Así terminó un sexenio e inició una pesadilla de la que bien a bien no nos reponemos.

Todo esto me viene a la memoria por el anuncio del secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, de establecer un severo control de la venta de dólares.

Su propósito principal es combatir al crimen organizado. Por ello la venta de dólares, la que hacen los particulares a los bancos, será acotada de modo importante. Nadie podrá cambiar a pesos más de cuatro mil dólares al mes.

En teoría esto debe servir para complicar la logística de los grupos criminales. Los narcotraficantes tienen mucho dinero, pero la mayoría en billetes, por eso compran mucho y en efectivo.

Es una medida novedosa que tiene algunos riesgos. Por ejemplo, se puede potenciar un mercado negro de compra de dólares baratos.

Nadie sabe, además, qué efectos puede tener la falta de liquidez en zonas donde el narcotráfico es uno de los motores de la economía.

El secretario Cordero dijo que se han detectado flujos de hasta 10 mil millones de dólares que ingresan en al sistema bancario y que no tienen una procedencia clara o de plano son de las bandas criminales.

Esto coincide con el estudio binacional que agencias de Estados Unidos y de México realizaron y dieron a conocer hace unas semanas sobre el lavado de dinero y en los que hablan de cantidades todavía más elevadas y de alrededor de los 30 mil millones de dólares.

En fin, ojalá estemos ante una estrategia analizada con cuidado y no ante una ocurrencia de la que terminemos por arrepentirnos.

julian.andrade@3.80.3.65

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