¿Habrá quinto (Informe) malo?

¿Habrá quinto (Informe) malo?
Por:
  • Carlos Urdiales

Hace mucho tiempo que el Informe de Gobierno dejó de ser ritual del poder. El mensaje a la Nación es formato nuevo, espacio para campaña mediática, para que el Presidente Enrique Peña nos diga, aquí y acullá, cuál considera su obra y cuál, su herencia.

La selección de tópicos para spots, redes y mensaje sobre el catálogo nacional de cosas buenas, malas y regulares, es una declaración de intenciones pasadas, presentes y futuras, pero México no cabe en un spot, ni en un tuit, ni en miles.

Por eso el Presidente comparece ante cámaras de televisión, para explicarse, para explicarnos que también persisten graves pendientes en seguridad pública, en coordinación política para construir un entramado social, policiaco y jurídico que nos saque de la nota roja, por cierto, en niveles peores que hace seis, siete años.

Para que no haya quinto malo, es deseable escuchar hoy, un mensaje que reflexione sobre lo contraproducente que es sacar con fórceps a una fiscalía nacional amiga pero no autónoma.

Sobre la urgencia para que el financiamiento a partidos políticos se reduzca, a pesar de los propios partidos políticos. Sobre lo indispensable que resulta que el Estado proteja al INE, al INAI, al IFT, a la Cofece, a toda instancia que, desde la formalidad constitucional, inhibe corrupción e impunidad.

México merece que se reconozca que las cárceles, aún sobrepobladas de presuntos sin sentencia, reincidentes clientes de la puerta giratoria, tienen espacio suficiente para gobernadores corruptos, ratas a dieta. Que extradiciones de capos grandes y minis, si no disminuyen la violencia, dan igual.

Que en materia de turismo, celebremos crecimientos históricos, pero reconozca que las pequeñas alertas por inseguridad acaban con los grandes esfuerzos de promoción.

Que el campo mexicano se expande, pero que la falta de infraestructura logística forma cuellos de botellas por los cuales sólo transitan los grandes, aquellos que envían carne, aguacate, cerveza, tequila y berries al mundo, pero donde la actividad agrícola de pequeña escala, pierde membresía, donde nuevas generaciones no echan raíces.

Mensaje que celebre el nuevo modelo educativo nacional, la derrota de inercias caciquiles presas y enfermas, el abatimiento de disidencias ávidas de dinero no de conocimiento, que el inglés sea como el ABC, que las competencias académicas alcancen niveles más competitivos y felices. Y luego lo demás.

Chubasco y chasco. Magna obra chilanga que, tras más de dos años de desinformación, de mentiras sin rubor sobre sus tiempos y formas, se entregó de madrugada, con pena y sin gloria. Menos mal.

Qué bueno, porque tremendo chasco resultó, a las primeras, el drenaje profundo del doble túnel Mixcoac-Insurgentes. El chubasco, dicen como siempre, fue atípico, duro, tupido, inclemente, mala onda y, el nuevo laberinto se anegó. Nadie murió, pero la fe ciudadana en la seriedad y profesionalismo de su clan gobernante sí que salió damnificada.