Hillary comienza con la presidencia ganada

Por fin se le hizo. Hillary Clinton operó su llegada a la presidencia de Estados Unidos desde el día en el que puso un pie fuera de la Casa Blanca como primera dama al lado de William Clinton. Un presidente popular, a pesar de los escándalos por los que atravesaron, que supo aprovechar la fama internacional para ayudar a capitalizar el apoyo que finalmente ha recibido su esposa.

En 2008, un senador desconocido por muchos, Barack Obama, que había saltado a la escena política con un discurso en la Convención Nacional Demócrata en el 2004, sorpresivamente irrumpió cuatro años después en los planes de Hillary y Bill para regresar a la presidencia. Lo que fue una campaña que llegó a ser sucia y despiadada, pasó a ser una invitación para que Hillary trabajara en el gabinete con una posición de relevancia como es la Secretaría de Estado estadounidense, cuarto en línea para sustituir en la presidencia.

Tras los errores aprendidos, los Clinton lograron que en esta ocasión, y a pesar de la dura batalla que dio Bernie Sanders hasta el último momento, nada los sorprendiera. La nominación demócrata está en la bolsa con el apoyo del presidente Barack Obama, Bernie Sanders y otros nombres, como Elizabeth Warren, quien cada vez suena más como una opción a la vicepresidencia para completar la fórmula.

La campaña de Hillary Clinton ha recaudado dinero y opera “a nivel de piso” durante varios años. De entrada, la ventaja es amplia sobre Donald Trump, ahora que la confrontación entre ambos se ha confirmado tras los últimos estados y conteos de delgados obtenidos. Los recursos, la recaudación, el dinero disponible, el equipo de campaña en tierra, la presencia en los estados. Es decir: todo lo que conlleva la profesionalización de una campaña política. Es la diferencia entre un amateur y una operación de años y recursos.

Si bien la popularidad y momento que vive el magnate son características apelables que lo convierten en una amenaza, el poco apoyo republicano que ha recibido se ha reflejado no solo en la cantidad de militantes que se han negado a apoyarlo, hasta la dificultad para recaudar dinero y convencer a donantes. Muchos dudan de la voluntad del empresario para poner de su propio dinero a la campaña presidencial. Cifras que no se comparan con aquellas invertidas durante las primarias.

Lo que al empresario le falta, a Hillary le sobra. Los números en las encuestas y el Colegio Electoral, el dinero, la experiencia en el Gobierno Federal, en la cámara alta del legislativo, ocho años como Primera Dama; toda una carrera dedicada a la política. De ahí que a pesar de los problemas que representan la percepción de falta de confianza y honestidad por la investigación del FBI por los correos electrónicos durante su gestión como secretaria de Estado, y otros temas que la hacen una de las candidatas más impopulares de los últimos tiempos, sus posibilidades son reales, altas, seguras. Por supuesto que todo puede pasar.

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