La felicidad de Nacho

La felicidad de Nacho
Por:
  • danielalonso-columnista

Ignacio Ambriz fue el hombre que acompañó a Javier Aguirre durante su primera etapa en Europa. Fueron cuatro años que Nacho vivió en el auto exilio; la experiencia única de absorber otra cultura y empaparse de otro futbol ha dado frutos. Éste es su primer título y, por supuesto, debe sonreír. Y no es para menos, el camino no fue ni corto ni fácil.

Llegó el tiempo de caminar solo y las credenciales europeas le abrieron pronto las puertas; primero fue San Luis con cuatro torneos más que discretos y así, sin que nadie lo imaginara, llegó la oportunidad en Chivas.

Su paso por el odiado rival del americanismo fue igualmente sombrío: sumo sólo cuatro victorias en 12 partidos de Liga y dejó el puesto cuando la empresa Johan Cruyff Football llegó al club. Luego de un tiempo sin chamba, Querétaro le abrió las puertas y lo único que logró fue descender con el equipo.

La carrera como entrenador de Ignacio Ambriz parecía no despegar. Los proyectos que se armaban a su alrededor parecían estar mal construidos desde un comienzo. Y si su nombramiento como DT de Chivas fue inesperado, su llegada al América, para gran parte de la prensa y el medio en general, rayó entre la incredulidad y la ridiculez.

Después de ganar el título ante Tigres, en la rueda de prensa Nacho dijo, con su acostumbrada sencillez, que él no callaba bocas con el título; yo difiero, muchos se callaron.

La noche del Azteca no iba a ser un paseo a pesar del 0-2 que América se robó de Monterrey; el sello de la carrera como entrenador para Ambriz parece ya estar destinado. Nada por más alcanzable que parezca será regalado.

Corría el minuto 38 y André-Pierre Gignac puso a los Tigres a tan sólo un gol de empatar la Final; Ambriz sólo tomó aire y apretó los puños.

Entonces apareció Arroyo y con una exquisita finta logró hacerse de un huequito y sacar un disparo que reventó las gargantas de 80 mil americanistas. Entre las voces afónicas se encontraba ya la de Ignacio Ambriz; fue el gol que mató al tigre.

Pronto el equipo completo tendrá su revancha en Japón, que, sin ir muy lejos, significa el ridículo más grande de la “Era Peláez” e incluye el regaño del dueño del equipo, que viajó a tierras orientales con la ilusión de sentarse al lado de Josep María Bartomeu para intercambiar puntos de vista, mientras se desarrollaba un Barça-Águilas que nunca llegó.

Ya sin la presión por ganar el pase al Mundialito de Japón, veremos si este América es capaz de continuar con el ritmo de la Concachampions, porque la obligación de este equipo es ganarlo todo, y en este sentido tuvo razón Ambriz durante su noche de gloria al decir que no existe garantía para que él llegue a Japón.

El boleto de avión se llama ‘Campeón Clausura o Apertura 2016’; es el centenario del club y sólo así quedarán satisfechos todos los americanistas, incluido Emilio, el más importante de todos ellos, y su felicidad, es también la de Nacho.

dan.alonso@yahoo.com

Twitter: @dan_alonsov