La lucha por el aborto legal

La lucha por el aborto legal
Por:
  • rafaelr-columnista

La derrota de una iniciativa que intenta reformar una ley de 1921, que penaliza el aborto en Argentina, ha revelado tanto la presión como la resistencia que chocan en torno a esa demanda de un derecho básico de la mujer. Como bien ha observado Megan Specia en The New York Times, cualquier avance del aborto libre, seguro y gratuito en Argentina, tendrá un efecto reproductor en América Latina, donde sólo Uruguay, Cuba y la Ciudad de México reconocen plenamente la libertad de decidir.

El derecho al aborto es una de las causas centrales del nuevo feminismo, que articula redes en toda la región. Son, especialmente, las jóvenes argentinas, organizadas en las bases de los movimientos Ni una menos y Vivas nos queremos, las que han dado el impulso decisivo. Desde 2015 esos movimientos contra el feminicidio en Argentina han estado documentando los casos de jóvenes embarazadas que pierden la vida en interrupciones clandestinas. Esa movilización ciudadana empuja la reforma legislativa que rechazó el Senado hace unos días.

Son, especialmente, las jóvenes argentinas, organizadas en las bases de los movimientos Ni una menos y Vivas nos queremos, las que han dado el impulso decisivo

En el freno a la despenalización del aborto se unen la Iglesia católica, las religiones evangélicas, que crecen en toda América Latina, y los partidos políticos tradicionales, especialmente los de derecha. Se trata de una resistencia que involucra instituciones del Estado, las iglesias y la propia sociedad civil, como ilustra la fuerza de las organizaciones “pro-vida”. Como bien señaló el cineasta Fernando Pino Solanas, Senador por la Ciudad de Buenos Aires, se trata de una pugna que continuará los próximos años, hasta que uno de los dos polos alcance la hegemonía. El propio Ministro de Salud Pública del gobierno de Mauricio Macri, el reconocido médico y economista de sanidad, Adolfo Rubinstein, es partidario de la pro-elección. En una intervención en el Congreso argentino el pasado mayo, Rubinstein dio cifras precisas sobre el aumento de las hospitalizaciones y las muertes de mujeres en operaciones inseguras y subrayó que la mayoría de las víctimas pertenece a los sectores de menos ingresos. El apoyo de la comunidad científica es fundamental para el movimiento feminista.

[caption id="attachment_783580" align="aligncenter" width="1501"] Miles de mexicanas apoyaron las movilizaciones en Argentina utilizando el pañuelo verde.[/caption]

Es interesante observar el cambio en la argumentación pro-aborto que postula el feminismo. Durante el siglo XX, la izquierda socialista defendió el aborto por razones diferentes a las de hoy. En la Unión Soviética, por ejemplo, el aborto se despenalizó en noviembre de 1920. Era aquel un Estado ateo, pero también un proyecto político que aspiraba a transformar a la mujer en trabajadora, con beneficios sociales específicos, aunque sin identidad de género. En los socialismos reales del siglo XX, el género o la sexualidad eran identidades desconocidas y hasta reprimidas en nombre de la única identidad válida: la de la clase obrera.

Es interesante observar el cambio en la argumentación pro-aborto que postula el feminismo. Durante el siglo XX, la izquierda socialista defendió el aborto por razones diferentes a las de hoy

Es por ello que en muchos de los países de la órbita soviética, incluida Cuba, se despenalizó el aborto, sin que hubiera normas elementales en materia de equidad de género o de combate al machismo. El movimiento feminista contemporáneo inscribe el aborto dentro de una demanda más amplia de derechos de la mujer, cuyo reconocimiento avanza lentamente en las constituciones y las leyes de los países latinoamericanos en los últimos años. La más reciente Constitución cubana, como señala la académica Ailynn Torres Santana, carece de una adecuada perspectiva de género.

Llama mucho la atención que en países donde la izquierda impulsó constituciones avanzadas a principios del siglo XXI, como Venezuela, Ecuador y Bolivia, el aborto siga siendo ilegal, salvo en casos de violación o embarazos complicados. El desencuentro habla, otra vez, de las diversas y contradictorias vías del radicalismo en la izquierda latinoamericana. Lo “radical”, en la izquierda hegemónica latinoamericana, sigue respondiendo, muchas veces, a los viejos enfoques del nacionalismo y el populismo, antes que a las demandas concretas de los nuevos sujetos políticos.