La práctica del “yo no fui”

La práctica del “yo no fui”
Por:
  • javier_solorzano_zinser

Pudiera ser que el caso de la delegación Tláhuac sea un episodio más de una práctica habitual en el país: la repartición de culpas y del “yo no fui”.

La comparecencia de ayer confirmó la no casual dificultad para distinguir entre política, para ser preciso politización, los diagnósticos y el análisis que lleven a la aplicación de la justicia.

Ayer unos y otros buscaron desacreditarse. Las participaciones del delegado y los legisladores eran evidencia de que lo que menos importaba era saber qué pasa en Tláhuac.

La politización del caso subió de tono, lo que permitió al taciturno delegado sobrellevar las cosas. Los legisladores de Morena se dedicaron a repartir culpas, con todo y show de por medio, logrando por momentos su objetivo: distraer la atención del tema central.

Bajo el argumento de las atribuciones del delegado, Rigoberto Salgado se fue haciendo a un lado apuntalado por los legisladores de Morena. Sus respuestas a los planteamientos de los legisladores, muchos de ellos con intenciones de desacreditarlo y de paso también a Morena, fueron en lo general evasivas y sin sustancia.

Cuando prevalece la guerra de posiciones poco o nada cuentan los hechos.

Cuando los partidos se ponen de acuerdo en sus singulares negociaciones, se puede llevar a segundo plano cualquier investigación por más contundente y eficaz que pueda ser.

Los vaivenes de la política, en donde a menudo de lo que se trata es de ganar posiciones a ultranza en una especie de no “dejarse de nadie”, llevan a los partidos a buscar a como dé lugar sus objetivos. Si para ello dejan en el camino sus principios o la defensa de quienes representan lo pueden terminar por hacer.

¿Sabremos algún día qué pasa en Tláhuac? Si nos atenemos a la comparecencia de ayer hay más dudas que certezas. Al final la reunión tuvo más del enésimo juego de vencidas que un genuino intento por conocer cuáles son los elementos que conforman la estructura de un muy grave problema.

De nuevo nadie es responsable de nada. Es la constante que nos ha acompañado. Se habla de responsables, los cuales en un buen número de casos terminan por ser chivos expiatorios. El caso del socavón está en esta línea, ahora se habla de tres presuntos responsables y vaya usted a saber si tienen algo qué ver con lo sucedido.

La ausencia del Estado de derecho es lo que desata la cultura del “yo no fui”. Al no haber justicia todos se hacen a un lado y lo grave es que se fortalece la actitud de no asumir responsabilidades sociales.

Ayer en medio de la defensa de posiciones políticas, más que saber la verdad, el obsesivo futuro terminó por ser el fantasma.

Lo que fue un hecho es que prevaleció el “yo no fui” y que nadie ganó.

 RESQUICIOS. Así nos lo dijeron ayer:

La hipótesis de que Javier Duarte puede quedar en libertad hay que considerarla, en algún sentido hoy va ganando. En la audiencia inicial nos enteramos que la PGR lo acusa por una cantidad notoriamente menor de la que se mencionó en los medios. Los señalamientos mediáticos no son pruebas en el juicio. Es de sentido común preguntarse por qué se detiene a Xóchitl Tress y no se investiga a Karime Macías, la PGR deberá responder en su momento. Sea quien sea, nos caiga bien o mal, nadie puede estar privado de su libertad si no hay elementos para ello: Miguel Carbonell, doctor en derecho, UNAM.

El trabajo del Inegi sobre población privada de su libertad es de gran alcance, un gran instrumento y un llamado de atención. Los resultados obligan a la autoridad a tener respeto y rigurosidad en sus formas de actuar, en particular en áreas como las órdenes de aprehensión. No puede ser que la gente no tenga una defensa apropiada. Si se violan los derechos de los detenidos cómo vamos a pedir una buena reinserción social: Elena Azaola, profesora investigadora, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social.

solorzano52mx@yahoo.com.mx

Twitter: @JavierSolorzano