La vital Alianza del Pacífico

La vital Alianza del Pacífico
Por:
  • montserrats-columnista

En un mundo normal, los gobiernos estarían preocupados por adelantarse a los problemas económicos que se avecinan con seguridad en lugar de estar creando nuevas crisis con trasfondo político. Sabemos que la ola tecnológica nos amenaza con la inminente automatización de múltiples sectores, lo que traerá consigo un repunte sin precedentes del desempleo.

Los ajustes comerciales y financieros que se necesitarán para solventar esta tormenta son delicados y requieren una estrategia global de primera orden. Si a esto le sumamos otros desajustes, como, por ejemplo, los devastadores efectos del calentamiento global, parecería claro que las naciones deberían estar uniéndose para preservar la vida, el orden económico y la paz.

Sin embargo, en la reunión de ministros de finanzas y banqueros del G-20, la agenda, que incluía temas vitales en infraestructura y políticas públicas para regular los cambios tecnológicos que afectan al empleo, fue dejada de lado por hacerle frente al proteccionismo estadounidense y la guerra comercial que ha emprendido ese país contra sus principales aliados: China, la Unión Europea, Canadá y México. La situación es tan grave que el Banco Mundial estima que en un par de años esta guerra les costará a las naciones medio punto del PIB.

En este escenario cobra relevancia la reunión de la Alianza del Pacífico. El bloque -Chile, Colombia, Perú y México - ha logrado colocarse como una de las primeras 10 economías del mundo y representa una vía de escape para nuestro país ante la incertidumbre política y comercial que representa Trump. Así, en esta cumbre se buscará fortalecer lazos con otros grupos como el Mercosur y países claves orientales, entre ellos, la poderosísima China.

De lograrse la estrategia emprendida por la Alianza del Pacífico, podría significar un golpe de timón importante para la protección del mercado mexicano e incluso el crecimiento al dejar la dependencia que nos ata a Estados Unidos. Sin embargo, existen peligros políticos que ponen en entredicho la línea a seguir por el grupo. Colombia y México entran a esta cumbre en plena sucesión presidencial y alternancia en el poder. Aunque se están haciendo esfuerzos por mostrar continuidad en las negociaciones internas y con otros actores comerciales, está claro que existe cierta desconfianza de cara al futuro.

El proteccionismo y los aranceles traen consigo respuestas con medidas similares, esto es normal. La activación del mercado interno es necesaria y benéfica, pero no podemos darnos el lujo de dar un paso atrás en la internacionalización de nuestro país. El vendaval de Trump podría ser la plataforma de despegue que necesitábamos para convertirnos en un protagonista en el tablero global.